Almería

Los toros y el misticismo hacen vibrar a miles de fieles en Ohanes

  • La procesión de San Marcos congregó ayer a una gran multitud de gente que acompañó al santo con una perfecta organización y entrega respetando el rito que data de hace varios siglos en un ambiente de fiesta

Todo empezó allá a partir del siglo XV , y hoy en día la fiesta empieza a organizarse desde principios del mes de Abril y ya en todo el municipio se habla de este acontecimiento, de los toros que se comprarán y de cuándo se traerán. Dos días antes de la fiesta, que suele celebrarse el domingo más próximo al verdadero día de San Marcos (25 de Abril) aunque este año se ha retrasado al día de ayer por no coincidir con el domingo de resurrección, se hacen los roscos colaborando todo el pueblo, fundamentalmente los niños. Después de la misa, sale la procesión llevando la imagen del santo a hombros a recorrer las distintas calles del pueblo y a bendecir los campos desde varios puntos desde los que se domina gran parte de ellos.

Los toros van durante toda la procesión cerca del santo, sujetos con dos cuerdas amarradas de los cuernos cada uno y es tradicional que en ningún momento deben pasar de los dos mozos que llevan las banderolas delante de San Marcos. Detrás de la imagen es donde se sitúa la gente que no quiera correr delante de los toros.

A lo largo del recorrido de la procesión se hacen ocho reverencias al santo. La reverencia consiste en traer a cada toro delante de la imagen, agarrarlo fuertemente de los cuernos y obligarle a doblar las patas delante del santo; una vez conseguido esto, viene el momento de peligro para los "toreros" que lo están sujetando, ya que tienen que soltarlo para que se pueda levantar y a la vez procurar que no se escape. A lo largo del recorrido hay vecinos que ofrecen ponche a los sudorosos toreros.

Cuando la procesión llega de nuevo a la plaza, las campanas se ponen a repicar y antes de meter de nuevo la imagen en la Iglesia, se da una nueva bendición y se tira sobre el santo y los toros, que están amarrados delante de la Iglesia, una lluvia de claveles desde lo alto de la torre.

Una vez finalizada la procesión y retirados los toros de la plaza, se reparten los roscos y se terminará la fiesta de la mañana con un vaso de ponche ofrecido en la misma plaza.

Fiesta única, muy popular, auténtica, ancestral, de las que gustan al gentío venido de todas las partes de la provincia. De las que la adrenalina del miedo hace tensar el ambiente en explosión de alegría y jolgorio. Impresionante la camaradería, el orden, la seguridad, el "buen rollo". Convocatoria imprescindible para entender la esencia del rito de lo sagrado en maridaje con lo pagano en el dominio de la fiereza de los toros como entrega de veneración a San Marcos para que vele por todos.

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