Almería

El renacer de los Puche (II)

  • Ricos propietarios, nobles e hijodalgos, los Puche fueron durante siglos una de las más poderosas familias almerienses. A ellos se debe la señorial Casa en el Casco Histórico hoy rehabilitado

NEn la plaza Bendicho (esquina a la de Jesús Cautivo de Medinaceli), frente a la zona ajardinada presidida por el busto de Celia Viñas, se alza elegante y sólida la conocida Casa de los Puche que anteayer se presentó en sociedad tras la rehabilitación integral a que ha sido sometida por el arquitecto Ramón de Torres. El palacete neoclásico supone un atractivo arquitectónico a añadir al no suficientemente protegido centro histórico. Sus propietarios, la Hermandad del Prendimiento, además de destinarla a Casa propia y uso cofrade (almacenaje y exposición de enseres litúrgicos y patrimonio artístico), tiene abiertas sus puertas a actividades culturales al servicio de la Ciudad. De hecho ha puesto en marcha un programa que comenzará con el Pregón de la AA.VV "Casco Histórico" y la muestra "Cautivos del Arte".

El total de metros hábiles construidos se dividen en dos alturas (más terrado) y una perfecta distribución alrededor del íntimo y soleado patio porticado en tres de su lados con lisas columnas toscanas; en esta zona del inmueble se localiza la fantástica leyenda de "las esmeraldas". Entre los elementos arquitectónicos singulares llama la atención el aljibe perfectamente conservado, de posible origen islámico; la escalera de acceso a la planta superior de "los pajaritos" (por el decorado de sus cerámicas) y el alineamiento de doce enormes orzas (1,70 metros de altura x 90 centímetros de embocadura) soterradas en el piso inferior, reservadas el almacenaje de grano: trigo, maíz, cebada… Y aún puede que existan más.

Sagrario

Cuantas plazas y plazuelas,

cuantos recoletos sitios,

algunos árboles verdes…

En la plazuela de Los Olmos,

aún quedan varios, viejísimos…

(Fermín Estrella)

Datada su antigüedad en el siglo XVII, la vivienda familiar es el máximo referente del irregular anchurón en el barrio de la Iglesia Mayor que se conformó en la parroquia del Sagrario, a la sombra de la catedral y del "Cubo" donde luce el original Sol de Villalán. Salvo escritura notarial en contra en el Archivo Provincial, debemos dar crédito a Tapia Garrido cuando -estudiado el Archivo capitular- indica que (1735) la llamaban de Arboledas. Nombre que confirma el Padrón de 1712 al asentar en el lugar a dos de ellos: Ignacio Arboledas, soldado, y Vicente de Arboledas.

Prosigue este: "Era su dueño Juan Diego López (no lo hallo censado), que hizo sigilosamente una estancia en la planta alta por la que se podía llegar hasta la ventana de la sala Capitular y escuchar lo que trataba el Cabildo, por lo que éste llevó al dueño a los tribunales. En el 1779 Lorenzo Puche cerró con un muro el tránsito posterior (hoy Ronda del Beato Diego Ventaja) para convertirlo en huerto, lo que le costó un largo pleito. En el 1816 la casa era de Don Bernardo Martínez al que se la compró ocultamente José Puche y Perceval para que el Cabildo no pudiera usar el derecho de "tanteo". El Cabildo llevó el asunto a los tribunales y lo perdió definitivamente en el 1826". En cualquier caso, sorprende que el Cabildo catedral, tan poderoso o más que el Municipal, permitiera construirla adosada al muro Este de la seo, teniendo en cuenta, además, que el obispo Fernández de Villalán la concibió como iglesia-fortaleza para defenderse de los ataques de piratas y berberiscos. Como el tema se alarga, de los pleitos, sucesivos propietarios, Francisco Javier León Bendicho y de la Tienda Asilo me ocuparé en otro momento.

Saga familiar

El apellido Puche ha sido desde antiguo uno de los más acrisolados de Almería. Ninguno de ellos dispuso de título nobiliario aunque sí figuran en el Padrón de Nobles e Hijodalgos confeccionado en 1731. En su piedra armera tallada sobre la clave de la puerta principal -descifrada por José Luis Rull cuando estaba semioculta por capas de suciedad y hoy felizmente recuperada- campea "un escudo timbrado por casco del cual sale un brazo armado de una espada, con algunos adornos, y en el campo sencillo: un aspa y sobre ella una lisonja cargada de tres lises; en los cuatro espacios dejados por el aspa se insinúan sendas conchas y veneras de peregrino".

El experto heraldista documenta al primero de la saga, D. Onofre, mediado el siglo XVI, "con tratamiento de ilustre y caballero hijodalgo de los que devengaban quinientos sueldos a uso de España; soldado de las Guardas del Señor Rey Don Fernando de feliz recordación". Y de otra, acordada por el Concejo de la Ciudad:… Haciendo al Ylustre Onofre Puche la gracia de un solar contiguo a las casas de su morada y Plaza de San Francisco en la Parroquia de San Pedro". De ellos se han ocupado distintos historiadores locales; no obstante, revisando sus textos se deduce que uno copia del otro, incluso los errores. Cuentan que de origen catalán o lemosín, vinieron en 1494 y que en Almería adaptaron fonéticamente el Puig propio al castellanizado Puche. Sin embargo, y he aquí lo sorprendente, en el Libro del Repartimiento de lo que habían sido posesiones mudéjares nadie parecido a ambos apellidos recibieron lotes de tierras o casas por quedarse a poblar.

A partir de éste, centuria a centuria sucesivas generaciones ostentan preeminentes cargos en el Municipio y la Milicia: Regidores perpetuos, Alguaciles mayores, Síndicos, Comisarios regios, capitanes y alféreces… La mayoría, encuadrados en la alta burguesía del Antiguo Régimen, son propietarios de casas (1854: calles de Martínez, Cid, Real, Trajano, Infantas, León, Arenal, Oso, Sócrates, Olmos, Arráez, Panaderos) y de cientos de tahúllas de tierra de regadío en la Vega y El Alquián, tal como describe Mariano del Toro en "Memorial sobre las vicisitudes de Almería y pueblos de su Río" al referirse al Apeo de las fuentes Redonda y Larga. En 1712 a Francisco Puche le encargan la confección del Padrón de Habitantes; aquí se inscribe Lorenzo Manuel, noble, feligrés de la Iglesia Mayor y fundador del vínculo al que pertenece la finca, torre y, probablemente, ermita del paraje de Montserrat, en pie hasta la posguerra. En la "lista de caballeros y de hidalgos" del Padrón de Nobles de 1731, en la misma parroquia del Sagrario habita el hijodalgo Onofre Andrés.

En el excluyente patrón endogámico practicado por los más conspicuos apellidos (Pérez, Percebal, Gómez, Godoy, Marín), se consuma mediado el siglo XIX el matrimonio de Mª Dolores Puche Sequeira con el abogado malagueño Francisco Javier de León Bendicho y Quelty, rico hacendado que le dio nuevo nombre a la plaza de Los Olmos donde se emplaza la restaurada Casa entonces de su propiedad. Bendicho fue benefactor del Hospital, Casa Asilo y donante de su capilla.

Avanzado el siglo decimonónico, el apellido desaparece de la vida social. Dos son a mi juicio las razones que lo justificaría: o cayeron en desgracia al apostar, y perder, políticamente por el pretendiente al trono D. Carlos, en contra de la heredera dinástica Dª Isabel, o bien se diluyó en descendientes exclusivamente femeninos. En Almería su recuerdo perdura gracias al topónimo del populoso barrio de El Puche.

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