Berja recibió la Cruz de Juan Pablo II, en medio de una gran expectación, procedente de El Ejido, al Centro de Usos Múltiples virgitano, en el que la aguardaban representantes de las parroquias y hermandades, junto al alcalde de la localidad y el equipo de Gobierno en funciones, y varias miles de personas.

La Cruz está viajando por España para concluir su desplazamiento en Madrid, que albergará, el próximo mes de agosto, las Jornadas Mundiales de la Juventud, que se celebran cada tres años en un país distinto. Recibe su nombre porque en 1984, el entonces Papa, Juan Pablo II, la entregó a los jóvenes en Roma.

Antes de la llegada de la Cruz, se interpretó un obra de teatro preparatoria sobre su significado. Cuando se introdujo en el Centro de Usos Múltiples, los grupos de baile Las Tinajitas de Sara y Alboradí realizaron dos espectaculares actuaciones. A su conclusión, un grupo de parroquianos interpretaron una representación basada en el paraje evangélico Queremos ver a Jesús. Después, se desarrolló una nueva coreografía, del himno de las Jornadas Mundiales de la Juventud, Firmes en la Fe.

Tras la coreografía, la Cruz se dirigió a la parroquia en un Vía Crucis de 14 estaciones en la que cada una de ellas estuvo dirigida por una hermandad o un grupo parroquial, como el de la Adoración Nocturna. Los participantes se ubicaron equidistantes en el camino y cada uno de ellos tomaba el relevo del anterior. El motivo de reflexión de este Vía Crucis era la Resurrección.

A la llegada a la Plaza, el grupo de Sonsoles realizaba una nueva coreografía, también del himno de las Jornadas Mundiales de la Juventud, Firmes en la Fe. Se quemaron fuegos artificiales y se liberaron globos de dos clases diferentes, de fabricación casera y comerciales, con los colores amarillo y blanco, colores de la bandera del Vaticano.