Andalucía

Editorial: La dimisión, el único camino para Sánchez

DENTRO de su estrategia para salvar, cueste lo que cueste, su ya maltrecha carrera política, el todavía secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, propuso ayer convocar unas primarias para finales de octubre y un congreso federal exprés para diciembre. Si sólo hace unos días aseguraba que llevaría al Comité Federal del próximo sábado una quimérica propuesta para gobernar con Podemos y Ciudadanos, ahora -tras la debacle sin paliativos de las elecciones gallegas y vascas-, Sánchez se saca este nuevo as de la manga para ganar tiempo, sin importarle gran cosa que su centenario partido, todavía el principal representante de la socialdemocracia en España, se esté despeñando por el precipicio al que él se ha empeñado en llevarle.

Sánchez debe darse cuenta de que su momento político se ha acabado. De hecho, hace ya mucho tiempo que se acabó, sobre todo cuando, después de las generales del pasado 26 de junio, el PSOE sacó los peores resultados de su reciente historia. Por mucho menos se fueron secretarios generales con bastante más peso y trayectoria, como Joaquín Almunia y Alfredo Pérez Rubalcaba. Si Pedro Sánchez accedió y se ha mantenido en el cargo se ha debido a una época de gran incertidumbre y confusión en el interior de la casa socialista. Con los resultados del pasado domingo en Galicia y el País Vasco, Sánchez se ha quedado ya sin ningún argumento. Vale que eran unos comicios autonómicos y que sus claves no son (no deben ser) las de unas generales, pero los votantes acudieron a las urnas siendo muy conscientes de la trascendencia nacional de su voto. Cada voto que perdió el PSOE era un repudio claro a su secretario general. Con este panorama, sólo le queda a Pedro Sánchez un camino: la dimisión. Debe dejar cuanto antes la secretaría general con dos objetivos: el primero (y más importante) para facilitar que el país tenga un Gobierno al fin y el PSOE pueda convertirse en el principal partido de una oposición exigente, pero constructiva. El segundo es que el PSOE pueda convocar con tranquilidad, pero sin pausa, un congreso que debe buscar la refundación del proyecto socialdemócrata y la construcción de un liderazgo que le permita a la formación volver a ser el gran partido de la izquierda moderada que ha sido en los últimos cuarenta años.

Como le dijo ayer a Sánchez el secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo: "Son tiempos de asumir responsabilidades políticas".

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