Lucas Alcaraz ya tiene en su cabeza el once titular que, si una lesión no lo impide, debutará el próximo domingo 21 de agosto ante el Nástic en el Mediterráneo. Pero sabe que a lo largo de la temporada tendrá que repartir minutos y dar oportunidades a los menos habituales, entre los que se encuentran varios jugadores del filial. Precisamente para el choque amistoso de ayer ante el Roquetas tiró de ellos.

El técnico granadino sacó un once donde tan sólo había dos o tres titulares. Esteban, ante las lesiones de Diego García y Pirmin, ocupó la meta, con Michel y Jakobsen en los laterales. El centro fue para Acasiete, que jugó su primeros minutos de esta pretemporada, y Alcalá, un joven defensa de gran envergadura, rápido al cruce y listo en el salto, llamado a ser el central del futuro.

En el centro del campo, Alcaraz apostó por el músculo de Bernardello y Verza. Ortiz Bernal y Goitom ponían la veteranía en una delantera donde Cristóbal y Jonathan siguen con su gran progresión. De hecho, el africano fue uno de los jugadores más activos, mientras que al joven malagueño no le pesó su juventud y pidió en todo momento el balón.

Provocado en buena parte por el fuerte viento de levante que soplaba, el pésimo estado del terreno de juego y las pocas ganas de disputar un amistoso así cuando el primer partido oficial está a la vuelta de la esquina, el encuentro de ayer fue de esos que crea afición. Pero afición a las chapas. El Almería se iba a adelantar pronto y, a partir de ahí, se dedicó a que el balón merodeara lo menos posible su portería. Michel, a los 19 minutos y de fuerte disparo, hizo el 0-1 y puso el partido a favor.

El Almería echó de menos a Corona o Soriano en el centro del campo. El balón les quemaba en los pies a los de Lucas Alcaraz, que no trenzaron apenas jugadas peligrosas. Goitom y Jonathan trataron de buscarse las habichuelas por su cuenta, pero les faltaba alguien que llegara desde segunda línea. Ortiz por su banda sí era peligroso, pero Cristobal tendía a venirse al centro, su posición más natural, y la izquierda estaba un tanto abandonada. En el aspecto positivo, la defensa no tuvo demasiados problemas para frenar al ataque roquetero.

Para la segunda parte, Lucas Alcaraz dio entrada a Corona, con el fin de tener un poco más el balón, y a Lillo para que ayudase en ataque a Ortiz Bernal. Sin embargo, el partido seguía siendo un tostón e iba a ser el Roquetas el que casi se aprovecha del que sigue siendo el talón de Aquiles de la defensa capitalina: Jakobsen. Tijeras encara al danés, le hace un caño antológico y sólo la madera evita que el empate subiera al marcador. El granadino no estaba ni mucho menos conforme con el mal comienzo de la segunda parte y no paraba de gesticular y dar órdenes, como el meta Esteban.

Tijeras, un juvenil criado en el Almería, estaba siendo el que más en jaque traía a la defensa de Lucas Alcaraz. Su sustitución fue un alivio para los rojiblancos, que en toda la segunda parte apenas jugaron al fútbol. El partido entró en una dinámica de patadones, entradas feas y hasta nerviosismo. Pocas conclusiones se sacan de este encuentro, salvo que Alcaraz sabe que puede echar mano de su filial en distintos momentos de la temporada. Por lo demás, tan sólo sirvió para amenizar el duro y pesado trabajo de la pretemporada, que poco a poco toca a su fin. Mañana sí que habrá una exigente prueba en Cartagena.