La iniciativa, un triangular con el que recaudar fondos para los clubes modestos de la provincia ahora que más arrecia la crisis, era loable. La organización fue modélica y el precio a pagar, 5 euros, casi simbólico. Pero como tantas cosas que se intentan en Almería, no funcionó, pues la asistencia no superó los 300 espectadores, tirando por lo alto.

Había casi más miembros en la banda de Carboneras que amenizó el ambiente en los prolegómenos que en la grada de tribuna del estadio, única habilitada para la ocasión. El palco sí contó con la presencia de las autoridades en el primer partido, con el alcalde y el concejal de deportes de la capital a la cabeza, Luis Rogelio Rodríguez y Juanjo Alonso, seguidos del presidente del Almería, Alfonso García, y el delegado de la Federación Almeriense de Fútbol, Martín Doblado, padre de la criatura.

Con todo, el evento tuvo el aliciente de ver en acción a Ortiz Bernal, que sigue en plena forma a sus 35 años y capitaneó a la selección absoluta provincial en su primera aparición ayudando además desde el banquillo a Koscis y Ortega. En lo deportivo, poco más que reseñar salvo el retorno de Pellerano a un partido, ver en liza a Joaquín y el coreano Kiu en las filas del filial y el susto de Diego García. La UD Almería venció sus dos partidos por 2-1 y se adjudicó el torneo.