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La maltrecha tibia de Contador

  • Ciclismo. Al de Pinto le espera un entrenamiento intensivo para no perder la forma, musculación general, magnetoterapia y oxígeno hiperbárico para la vascularización

TODOS los entendidos están de acuerdo. Las primeras semanas de la ronda francesa son claves, no para ganar, sino para no perderlo. Las volatas temerarias, las maniobras de los esprinters, el recorrido poco favorable como una etapa entera de pavés y el miedo a quedarse descolgado, hacen casi misión imposible no sufrir un percance.

Que se lo digan a Chris Fromme. Una caída le dañó la muñeca y le obligó a retirarse. Ya lo dijo el de Pinto cuando cedió un par de minutos respecto a Nibali, "el objetivo de hoy era sobrevivir". Cuánta razón tenía.

En la décima etapa del Tour, el ciclista español cayó al asfalto en el descenso del Petit Ballon, el segundo de los siete puertos incluidos en la tercera jornada de Los Vosgos, en el kilómetro 64 de carrera. Contador hubo de ser atendido en la carretera y le fue colocada una venda en la rodilla derecha y más tarde cambió las zapatillas.

Una maniobra que le supuso un retraso de cinco minutos y que a la postre le obligaba a abandonar. La caída le provocó una herida en la rodilla derecha, de profundidad considerable, justo en la zona próxima al tendón rotuliano, clave para cualquier deporte, y más en el ciclismo. Sin embargo, esa herida escondía algo más.

El dolor inicial fue reconocido como habitual para alguien que está acostumbrado a sufrir molestias en muchas partes de su cuerpo, habida cuenta de lo dolorido que se puede encontrar tras una caída. Incluso fue capaz de recorrer 18 kilométros de forma compulsiva para recuperar el tiempo perdido a pesar de que el equipo de Nibali levantó el pie del acelerador esperando deportivamente al de Pinto.

Sin embargo, cuando el organismo fue teniendo conocimiento de la lesión, el dolor fue cada vez más intenso, incluso con derrame articular que le obligó a la retirada. Las Rx que se le practicaron en el puesto médico avanzado de la carrera dictaron sentencia: "Fractura incompleta del platillo tibial externo de su rodilla derecha".

Sin la valoración por TAC, las dudas en relación a la posibilidad de intervención quirúrgica flotaban en el aire. Una vez se realizaron otras exploraciones complementarias se concluyó que no iba a ser necesaria la operación para corregir o fijar la fractura.

Esa lesión le mantendrá alejado de las carreteras alrededor de dos meses, tiempo menor cuando se habla de una fractura en un hueso largo como es la tibia, y además está comprometida la zona de carga del peso, como es el platillo tibial.

¿En qué consiste la fractura?

La tibia es el hueso largo que forma parte de la rodilla junto al fémur. Está formado por dos platillos, llamados mesetas tibiales que son las que soportan el peso de la pierna como una plataforma. Encima de esos platillos, descansan los meniscos que son las estructuras que distribuyen el peso del cuerpo al caminar. Todas estas estructuras están reforzadas por todo el aparato ligamentoso, por fuera el ligamento lateral externo, por dentro el lateral interno y los ligamentos cruzados.

Cuando hay una caída, la rodilla puede sufrir una torcedura ya sea hacia adentro o hacia fuera, provocando una angulación de la articulación. Si la energía es importante, el fémur golpea como si de un martillo se tratara al platillo tibial, provocando que éste se agriete como lo hace un parabrisas cuando recibe un impacto.

Los ligamentos interno y externo intentan evitar que se produzca un gran desplazamiento y angulación, pero si la energía es demasiado importante, se produce la rotura de alguno de esos ligamentos asociando además la fractura de alguno de los platillos tibiales llegando a provocar un hundimiento de dicho platillo.

Esto es lo que se temió al principio con el de Pinto al especularse que debía pasar por el quirófano. En ese caso, si no se restaura la altura hundida, la articulación está condenada a un envejecimiento precoz, pudiendo acabar con la carrera deportiva de cualquiera.

¿Y ahora qué?

Tratamiento intensivo para no perder la forma. Desde continuar trabajo de musculación general, magnetoterapia para acelerar la consolidación, hasta oxígeno hiperbárico para aumentar la vascularización de la región con la consiguiente formación del callo de fractura.

Trabajo en piscina y con dispositivos antigravedad para no sobrecargar la zona y no supongan un estrés para esa fractura, y sin embargo, para el deportista es como si realmente pesara 30 kg, y su capacidad cardiopulmonar trabajando a tope.

Deberá hacerse el seguimiento con pruebas de imagen como TAC o RMN de la rodilla para verificar que la fractura consolida y avanzar en la recuperación, incrementando el peso a cargar por parte de la articulación y que se produzca alivio de la sintomatología.

El tiempo juega en su contra de cara a poder competir en la Vuelta Ciclista a España, pero estamos hablando de un ciclista con una biología y una capacidad de recuperación estratosférica, con lo que no se puede descartar a Contador.

Otros favoritos antes que él, pasaron por la misma tesitura: Pedro Delgado o Beloki, uno con su clavícula y el otro tras romperse la cadera, dijeron adiós a la posibilidad de subir a lo más alto del cajón en los Campos Elíseos. Ambos eran serios candidatos a la victoria y, cuando estaban en su mejor momento, la fortuna les dio la espalda en forma de caída, amputándoles las ilusiones y las posibilidades de llevarse el último maillot amarillo de la edición del 2014 del Tour de Francia.

Contador volverá, como otros volvieron antes que él, para ganar su tercer Tour.

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