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Claves de una reestructuración

  • Francisco, no sin dolor, ha sabido evolucionar del fútbol preciosista que proponía en sus inicios a otro más efectista perfeccionando el contragolpe

Cuando Francisco cogió las riendas de la UD Almería hace dos veranos tras la abrupta salida de Javi Gracia, lo hizo asumiendo un plantel ya perfilado y llegó con una idea de juego muy clara basada en la posesión, quizá imbuido por la moda del momento impuesta por el Barça de Guardiola y continuada por el malogrado Tito Vilanova (Martino acababa de aterrizar) o de la propia selección española antes del estrepitoso fracaso del Mundial.

Implantó un fútbol de toque y por todos es conocido y reconocido que el Almería hizo un juego bonito, pero se topó con el muro de los resultados. Estuvo diez jornadas sin ganar y aunque se mantuvo fiel a sus principios, al final de temporada tuvo que traicionarlos para elaborar un fútbol más efectista y resultadista, que a la postre dio la permanencia.

La salvación le concedió al técnico mayor peso en la planificación y, aunque siga sin renunciar a la posibilidad de desarrollar un fútbol preciosista, los refuerzos de este verano fueron encaminados a reforzar la media con gente de contención, ganar velocidad por las bandas para perfeccionar el contragolpe y calidad en la definición, a falta de que Hemed y Thievy vean portería.

Las dos semanas perdidas en Tailandia no ayudaron en demasía a conjuntar a un equipo con doce caras nuevas y quizá por la entidad de los primeros rivales (Espanyol, Getafe y Córdoba) Francisco probó de nuevo fortuna con su clásico 1-4-2-3-1 pese a que en la recta final del curso pasado reaccionó gracias a la inclusión de un trivote en la media con Fran Vélez.

El ensayo no funcionó y el resultado volvió a ser un equipo partido en dos con tremendos problemas para sacar el balón jugado desde atrás (Trujillo y Dos Santos tienen grandes virtudes entre las que no figura ésa) y por tanto con dificultades para que la media conectara con la delantera. Dos pírricos empates caseros y una derrota a domicilio fueron la consecuencia.

Por suerte, las diez jornadas sin ganar de hace un año han sido un máster en dirección para el almeriense, que esta vez ha reaccionado con celeridad, mando y acierto, leyendo a la perfección los problemas y lagunas del esquema. Ya escribí que el triunfo en Anoeta en la cuarta jornada me recordó al de Mestalla en la undécima del año pasado. Francisco desempolvó el 1-4-3-3 y ha ido perfeccionándolo con variantes tácticas ante Atlético y Deportivo, sin miedo al qué dirán ni temor a las críticas de conservador o especulativo, sino atentiendo a las cualidades del rival en cuestión y amoldándose a las características de sus futbolistas con la idea de potenciarlas.

¿Cómo se traduce todo ese proceso? La primera evidencia palpable es que la defensa ya no sufre tanto al sacar el balón jugado porque Verza se incrustra entre los centrales para ejercer esa labor con la seguridad de tener a Azeez en vanguardia y a Thomas a su vez cubriendo al nigeriano. El trivote equilibra la zona ancha, tapa huecos, realiza coberturas y permite mayor desparpajo a los atacantes.

Para solucionar la falta de llegada al área rival vista ante el Atlético, en Riazor Francisco situó al ghanés de enganche y potenció otra de las armas letales de este Almería, le velocidad de sus extremos y, por tanto, la posibilidad de lanzar feroces contragolpes cuando las reservas del adversario flaquean.

Si a eso se le añade la buena lectura que se hizo desde el banquillo, traducida en los tres cambios (todos ofensivos), puede concluirse que este equipo invita al optimismo si logra pulir pequeños desajustes colectivos y despistes individuales.

Tampoco hay que olvidar los frutos que empieza a dar la estrategia con la ejecución de Verza y la omnipresente figura de Dos Santos en el área, además del buen momento de Rubén o la movilidad y desmarque de Hemed, que recuerda a Benzema pese a estar encasillado como delantero centro. El único temor es afrontar los duelos caseros ante rivales como el Elche, que cederán el protagonismo al local. Francisco ya debe estar trabajando en ello...

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