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Mejor sol que nubarrones

  • Corona cree que una victoria ante el Éibar iluminaría el camino hacia la salvación mientras que una derrota... En el recuerdo, aquella tarde aciaga que le costó su puesto a Francisco

El tiempo en Almería está como el futuro rojiblanco: incierto. Lo mismo llueve, que sopla un levante infernal o que hace un sol que apetece ir a la playa. Uno no sabe por la mañana si salir con una chaqueta o ponerse unos pantalones piratas. En ésas está también el conjunto de Alfonso García, al que nunca el astro rey le ha brillado esta temporada, pero que tampoco se ha muerto de frío pese al poco fondo de armario que tiene.

La derrota del pasado fin de semana en Vallecas tiñó un poco más de oscuro el caminar de la Unión Deportiva, pero todo puede cambiar si este sábado son capaces de lograr la victoria frente al Éibar en casa. "Si ganamos veremos el futuro con cierto optimismo; de lo contrario se nos complicará mucho. La Liga no acaba este lunes, ni mucho menos, pero para nosotros no existe el mañana. Es una final, una cita importantísima. Estos tres puntos serían esperanza para buscar la salvación, si no tendríamos negros nubarrones en lo alto", dijo el capitán del Almería, que fue el encargado de motivar a la tropa en la rueda de prensa de ayer jueves.

El partido de la primera vuelta en Ipurúa marcó un antes y un después esta campaña en el conjunto rojiblanco. Fue el último de Francisco y el peor en muchos años de estos jugadores. No les salió nada en un barrizal en el que se ahogaron. "Todos tenemos en el recuerdo aquel partido como una tarde aciaga y triste. Está claro que el domingo tenemos una oportunidad de revancha, pero lo más importante es que nos serviría para igualar en la tabla clasificatoria a un equipo que se nos fue a muchos puntos hace una vuelta" y, de paso, meterlo de lleno en la lucha por la salvación. A tres puntos, aunque el golaverage parece difícil de recuperar, está claro que una derrota en el Estadio de los Juegos Mediterráneos haría temblar al equipo de Garitano, poco acostumbrado a estar en una zona tan complicada.

Todo lo contrario le ocurre al Almería, un especialista en sobrevivir al filo de la navaja. "Durante las dos temporadas que llevamos en Primera División, jugamos partidos de tanta trascendencia como el de este domingo. Estamos acostumbrados a este tipo de encuentros, el año pasado manejamos muy bien esta situación y ahora tenemos la suerte de jugar con los nervios de un rival que hace tres meses parecía que estaba salvado", y que tratará de aprovecharse de la ansiedad que puede tener el Almería, que tan sólo ha vencido dos encuentros esta temporada ante su afición: "Si yo fuera jugador del Éibar, jugaría con la ansiedad que vamos a tener. Por eso estamos tratando de trabajar duro y tener claro que la precipitación y los errores son nuestros peores enemigos. Hay que tener la cabeza fría y jugar con mucho corazón y sentimiento", en un Mediterráneo que volverá a rugir como ocurriera hace dos semanas en el encuentro ante el Granada.

"Nosotros tenemos que tener más fútbol, mucha tranquilidad y pensar bien qué hacer con el balón para evitar los errores. Será difícil superar sus líneas, que seguro que estarán muy juntas para buscar contragolpes. Tenemos que estar metidos desde el comienzo, muy concentrados y cómodos con la posesión del balón", puesto que el Éibar cederá terreno y dejará correr los minutos sin prisas: "Si queremos ganar en el primer minuto de partido, estamos muy equivocados. Ellos van a plantear un partido lento y trabado, tenemos que ser capaces de superar con nuestro fútbol su estilo de juego", reconoció el capitán que vuelve a terminar otra temporada como titular indiscutible después de un inicio con pocos minutos.

"Este partido es nuestra Champions particular, para nosotros también está en juego un título", que no es otra cosa que la permanencia, algo que para Almería vale su peso en oro.

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