Cualquier descenso es muy duro para una entidad deportiva, pero más aún cuando por no hacer bien las cosas se van a dejar de invertir unos millones más que considerables. Pocos análisis más de los ya hechos merece la temporada y lo mejor es no dejar pasar demasiado el tiempo para comenzar a trabajar en el futuro más cercano. Aunque la herida todavía está abierta, lo mejor para que cicatrice es ponerse a trabajar y tratar de ilusionar a la masa social con algo más que jugadores a préstamo o gente sin experiencia.

Aunque el Almería percibirá unos millones para que su caída de ingresos no sea tan dolorosa, lo cierto es que es para tirarse de los pelos la oportunidad que se ha dejado escapar por no haber invertido cuando era necesario. El presupuesto, raquítico para Primera, será más acorde para la categoría de plata y ahora Alfonso García tendrá que decidir si fichar y apostar por el ascenso o seguir con una política austera y caótica en lo deportivo. Tras el anterior descenso se fichó bien, se hicieron las cosas con cabeza y gracias a Charles, Mejía, Rafita, Christian, Falque y cía se retornó pronto a lo más alto.

Lo normal es que el Almería haga una limpieza profunda en su actual plantilla, que ha dejado mucho que desear en Primera. Los dos únicos que son una institución en el club, Corona y Soriano, tendrán que decidir si se embarcan en un proyecto, que necesita de jugadores con calidad y la ilusión que viene desde el Almería B. El resto del actual plantel debe sufrir una remodelación importante, hay que compensarla y aumentarla puesto que la supuesta polivalencia no deja de ser un engañabobos.

Por otro lado habrá que ver cuál es el destino de la Ciudad Deportiva. Después de perder en el Ramón Sánchez Pizjuán, el presidente dijo que si había descenso se paralizaba el proyecto. La lógica lleva a pensar que si no se ha hecho en Primera, Alfonso García no va a estar muy por la labor con un presupuesto menor en Segunda. Es incomprensible entonces que se anunciara a bombo y platillo que en 2014 se iba a poner la primera piedra, cuando no se hizo, y la falta de inversión en el primer equipo para mantenerse en Primera y optar al dinero de las televisiones con el que se preveía construir la misma.