ud almería

Qué menos que gastarse algo

El potencial que está exhibiendo la UD Almería en el mercado veraniego de fichajes está siendo la comidilla de la Liga Adelante. En una categoría en la que pocos equipos pagan traspasos y casi todos miran al céntimo las fichas que le ofrecen a sus futbolistas, el conjunto rojiblanco está saltando la banca sin tener por ello tensiones de tesorería, ya que su máxima siempre ha sido la del control presupuestario.

La explicación es sencilla, Alfonso García ha decidido invertir un mínimo porcentaje de los ingresos obtenidos por ventas de jugadores y el fondo de compensación que la LFP paga por el descenso, en total casi siete millones de euros.

La idea, confeccionar un plantel de garantías que le permita retornar a la Liga BBVA y poder aspirar así a una buena porción del pastel que supone el contrato televisivo con el nuevo reparto audiovisual centralizado.

Por eso, y sin salirse de tiesto, ha dejado al margen su política de austeridad para darse una alegría como abonarle al Betis 500.000 euros por la adquisición de Chuli o pagar un concepto indeterminado al agente de Hadzic (propietario de sus derechos) para que acabase en el Mediterráneo, al igual que a Morcillo, que llegó del Rayo con la carta de libertad bajo el brazo tras rescindir su contrato en un Primera.

En otras contrataciones como las de Montoro o Casto primó la posibilidad de ofrecerles unas nóminas fuera del alcance de la competencia. De ahí que equipos como Córdoba, Leganés, Zaragoza o Mallorca pincharan en hueso al intenar pujar por jugadores que terminaron recalando en Almería.

En división de honor el equipo era cola de león y en la categoría de plata es cabeza de ratón. Eso, unido a la continuidad de Sergi bajo la premisa de que iba a contar con una escuadra lo suficientemente potente como para optar al ascenso, aporta luz sobre el sorprendente giro de Alfonso García, que deja al margen la racanería reciente para darse caprichos como los de antaño.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios