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En un día no se madura

  • El UCAM demuestra en el Mediterráneo cómo se defiende el juego aéreo y aprovecha la poca contundencia del filial Verde, muy verde está un B falto de experiencia y débil en el cuerpo a cuerpo

Si el año pasado ir a ver al filial era un gozo, este año tiene pinta de tortura. No porque no haya calidad o ilusión en el equipo, sino porque el buen futbolista necesita tiempo para hacerse, para curtirse, y alguien que le haga de cicerone en la categoría. Estas dos últimas premisas no las cumple el Almería B, un conjunto que maravilló hasta hace unos meses en el Mediterráneo, pero que ha perdido a sus mejores jugadores a favor del primer equipo. La esencia de la cantera está claro que es nutrir a los grandes y sacar provecho de los que llaman a la puerta desde abajo. Pero sin pegarse un tiro en el pié, a un juvenil hay que darle paso poco a poco y no lanzarlo a los leones sin escudo ni espada. La Segunda B de este año es un anfiteatro romano en el que o eres un mercenario armado hasta los dientes, o te conviertes en pasto de las fieras.

A este equipo le falta madurez o le sobra bisoñez. Tiene muy bien pinta porque hay futbolistas como Gaspar, Adri, Hicham, Carmona o Kiu que tienen calidad para explotar. Pero la mecha tiene que prenderla alguien que los guíe, que maneje los tiempos del partido, que sepa fajarse con los rivales y darle una patada al rival que acaba de hacerle una entrada fortísima al más joven y habilidoso de tu equipo. Además de este otro fútbol, necesario para ganar en carácter, también hace falta contundencia y colocación, aspectos que se ganan con el tiempo, con los partidos, con las derrotas y los entrenamientos del día siguiente. Encima las lesiones se han cebado y el buque insignia del equipo, Dani Romera, se marcha en el último momento. Preocupación por este inicio de temporada porque como te metas abajo de principio...

El partido de ayer ante el UCAM fue un fiel reflejo de lo que va a ocurrir durante la temporada. Recreativo, Jaén, Cádiz, Murcia y más, están repletos de pierros viejos, jugadores que saben castigar como pocos los defectos del rival. Eso hizo ayer el equipo de José María Salmerón que, si bien fue mejor cuando se dispuso a jugar, sólo pudo meterle mano a los rojiblancos al aprovechar los malos repligues locales en defensa.

La ilusión y el empuje inicial fueron las grandes armas del filial, que sirvieron para intimidar pero no hicieron daño. El discurrir de los minutos era la peor noticia para el Almería B si no conseguía cambiar los dígitos del marcador. Empezó a tocar y tocar el equipo visitante y el filial a correr y correr. El balón ya no duraba y Gianfranco era el único espejismo del pasado año.

Llegó un córner a favor de los rojiblancos y el UCAM le demostró al primer equipo del Almería cómo se defienden estas jugadas. Sobriedad en las marcas y cotundencia en el despeje, en este caso del meta Escalona, pero también había un jugador presto a alejar el peligro. El balón coge desprevenida a la zaga local y Bello culmina el contragolpe. La sensación es que estaba todo decidido. El 0-2 cayó por maduro. Madurez y paciencia. A sufrir se ha dicho.

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