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La maldición de Aranzubía

  • Otro doloroso gol en el añadido como el año pasado ante el Espanyol, hace dos con el Elche, tres frente a Las Palmas, cuatro con el Pucela...

... o cinco frente al Deportivo de La Coruña, que fue la mayor de las madres mías del balompié almeriense con ese tanto de Aranzubia, muy parecido al del Zaragoza, que no fue el comienzo de la leyenda negra del Almería con el tiempo de descuento, pero sí uno de sus capítulos más increíbles. No es justo comparar a este equipo con los de años anteriores y los rojiblancos por supuesto no son los únicos que encajan tantos una vez superado el minuto 90. Pero sí que es cierto que las estadísticas son demoledoras, ha perdido muchos puntos, la mayoría trascendentales.

No hace falta remontarse a esos dos partidos seguidos que le empataron en casa a Lucas Alcaraz ante Valladolid y Las Palmas (1-1 ambos), ni al 2-3 al año siguiente del propio equipo canario de córner en el mejor partido de su carrera de Thievy. Ni a los dos varapalos que se llevó dos años seguidos Francisco en Primera ante Elche (2-2) y Espanyol (1-1). Sin querer profundizar más en ese triste idilio rojiblanco con el descuento [¿Recuerdan aquel 2-3 del Sevilla con gol de Rodri? Qué poca memoria había el pasado año en el Pizjuán, nadie se acordaba de la espantada de Acasiete o de las manos blanda de Alves], en las dos primeras jornadas de este año ya se han encajado sendos goles en el tiempo de descuento y el del Zaragoza puede hacer pupa si el equipo no tiene la cabeza fría.

Esto son sencillamente estadísticas, muy curiosas eso sí, a las que hay que darle la justa importancia con una mayor concentración en el descuento. Ante el Leganés se encaja el 3-2 por la excesiva relajación del equipo y frente al Zaragoza por la endeblez aérea y porque Casto las había parado de todas las maneras en los minutos 88, 89, 90, 91, 92 y 93. El Almería tiene mucha calidad, mucho gol, pero también problemas para dormir los partidos . ¿La maldición de Aranbuia?

Es doloroso, pero en principio no preocupante encajar tanto fuera de tiempo. Lo que sí es para tener muy en cuenta es la fragilidad mostrada en cualquier balón bombeado. Cuéllar, un central acostumbrado al fútbol británico, puede ser el antídoto.

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