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Compiten con orden pero sin pólvora (0-0)

  • El Almería mejora en el aspecto táctico a costa de sacrificar la capacidad ofensiva. Soriano vuelve al trivote en la media para recuperar el equilibrio y frenar la sangría en defensa. Rigurosa expulsión de Azeez en el 85'.

El enfrentamiento entre el equipo más goleado de la categoría (Almería) y el más goleador (Lugo) arrojó unas curiosas tablas, aunque bien pudo ganar cualquiera. Viniendo de encajar cuatro en La Condomina el punto resulta balsámico, pero no conviene olvidar que a estas alturas del curso pasado a Sergi lo defenestraron sumando uno más tras una igualada casera contra el Tenerife. 

Lo peor de la comparativa no es ese dato, sino la sensación cada vez más palpable y evidente de que el verano no ha servido para atajar los problemas que lastraban a este plantel. Se fichó mucho, pero no lo necesario, ya que la sala de máquinas rojiblanca sigue adoleciendo de creatividad. ¿Mejora Trujillo a Saveljich?, ¿mejora Diamanka a Lolo Reyes? Por el momento no, y eso no es un buen augurio. 

En las manos de Soriano está poder remediarlo a base de trabajo a destajo. Ayer pudieron observarse algunas pinceladas para recuperar el equilibrio perdido, un orden táctico sobre el que poder ir creciendo poco a poco. Lo malo es que para ello el equipo pierde capacidad ofensiva, se queda apenas sin pólvora. 

La recuperación del trivote en la media con Joaquín-Diamanka-Azeez permitió que las líneas estuvieran mucho más juntas y el Almería compitiera mejor de lo que venía haciéndolo en las últimas jornadas, pero todavía le falta un punto de convicción, de creerse a qué juega y crearse una identidad propia. 

Con esos mimbres la primera mitad resultó bastante igualada, con dominio alterno pero un Almería más protagonista que buscó el desborde de Fidel para llevar peligro. El onubense tiene cara de estar preguntándose la razón que lo llevó a decantarse por el Almería cuando tenía novias de pasarela. 

Lo intentó en sendos disparos cruzados al borde del área. El primero lo atajó José Juan pegado a la cepa del poste y el segundo se marchó bastante desviado. El Lugo generó sus ocasiones a balón parado, como un saque de esquina mal defendido por la zaga (para variar) que acaba en centro-chut de Manu despejado por Casto cuyo rechace casi lo pesca Joselu de cabeza. El central Miquel dispuso de otra concesión en la recta final del primer acto al cabecear libre de marca dentro del área. 

La peor noticia en la marcha a vestuarios fue la amonestación a Azeez y el doble rasero exhibido por Ais Reig a la hora de desenfundar. Mostró amarilla al nigeriano por un agarrón mientras contrarios, por idéntica acción, se iban de rositas. 

No está teniendo suerte el Almería con los arbitrajes y el nerviosismo que cunde en el banquillo así lo refleja. No es normal que en Murcia fuera expulsado Soriano por un cruce de palabras en el túnel de vestuarios y ayer el colegiado despachase al médico y al preparador físico. Y es que cuando el perro flaquea todo son pulgas. 

La segunda mitad arrancó por los mismos derroteros y un Lugo algo más incisivo por la banda de Pedraza, que dispuso de un par de oportunidades para adelantar a los gallegos. La primera al culminar un contragolpe con un disparo cruzado detenido por Casto y la segunda en otro chut que obligó al meta extremeño a lucirse. 

En las filas unionistas la creación de juego seguía siendo la asignatura pendiente porque ni Joaquín, ni Azeez ni Diamanka están capacitados para ello. Lo suyo es otra cosa. Cualquiera es un buen llegador, pero carecen del don de visión entre líneas y de filtrar el último pase. 

El único que hoy por hoy lo posee se llama Pozo y estaba en el banquillo. Soriano tiró del malagueño a la hora de partido en sustitución de un discreto Puertas, menos activo y desequilibrante que en citas anteriores. 

El misterio no desvelado de las suplencias de Pozo sigue estando en el aire, pero todo apunta a que el técnico maño cree que para encontrar el equilibrio el camino más corto es ponerle músculo a la medular a costa de sacrificar la creatividad arriba, fiándolo todo a la velocidad de los extremos y los chispazos de Quique, bastante escondido ayer. 

En sus escasas apariciones el vallisoletano puso un buen centro de rosca alterándose los papeles con Ximo Navarro para que el lateral cabecease libre de marca por encima del larguero en la ocasión más clara de la segunda mitad. El partido avanzaba y los de Luis César Sampedro tampoco generaban excesiva inquietud. 

En esas llegó la expulsión de Azeez a cinco minutos para el final por una falta al intentar recuperar un balón perdido en un mal control en el centro del campo. Lo normal es que hubiera quedado en mera falta, pero el colegiado le sacó la segunda amarilla y dejó al Almería en inferioridad en los instantes finales. El equipo dio el lógico paso atrás para conservar el resultado, pero dispuso de la ocasión más clara para haberse llevado el partido. Fue en una falta lateral botada por Pozo al corazón del área que cabeceó José Ángel y desvió un contrario con la cara. Soriano pudo celebrar sus 37 primaveras con cierto alivio.

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