Ud almería

Joaquín y Puertas, adn 100% almeriense

  • Ambos toman el relevo de Ortiz Bernal y Francisco como símbolos de la entidad almeriense. La última vez que dos almerienses coincidieron en el campo fue un 17 de junio de 2007 ante el Vecindario. El meta Ricardo, que debutaba y fue expulsado, salió en el 11 con Francisco.

La retirada de Ortiz Bernal en junio de 2012 dejó huérfano de producto local el vestuario de una UD Almería que había cimentado el histórico ascenso de Segunda B a Segunda en jugadores de la tierra, identificados con la entidad y la la tierra en el conjunto rojiblanco afición, autores de una gesta que solo con el paso de los años se está valorando en su justa medida. El relevo parecía destinado a tomarlo un chaval de La Cañada con el descaro y desparpajo necesario, pero el Barça se cruzó en el camino de Dani Romera y ha habido que esperar cerca de una década para que dos almerienses vuelvan a coincidir sobre un terreno de juego luciendo la rojiblanca. Narremos esta historia por episodios. Hay que remontarse a un 17 de junio de 2007. Póngase en contexto. El Almería de Emery despide el recordado curso del ascenso en casa ante el Vecindario y el técnico vasco decide premiar al meta Ricardo Molina, actual preparador de porteros en el filial, alineándolo como titular bajo palos. Ese día en el once también figuraba Francisco (Ortiz, titular fijo, fue suplente). Coincidieron apenas 6 minutos, ya que la expulsión de Ricardo precipitó la entrada al campo de Westerveld, pero esa fecha quedó registrada como la última que dos almerienses coincidían en el bloque titular, si bien lo habitual era la dupla Francisco-Ortiz. El pasado miércoles 21 de septiembre, la vieja Condomina era testigo de cómo se rompía una estadística que casi cumple la década de vigencia, cuando Soriano hizo coincidir sobre el terreno de juego en el plantel titular a Joaquín Fernández Moreno (31-51996, Huércal de Almería) y a Antonio José Rodríguez Díaz, `Puertas' (21-2-1992, Benahadux). Describe con todo lujo de detalles Andrés Iniesta en La jugada de mi vida, su recién publicada autobiografía, el esfuerzo que requiere llegar a ser futbolista profesional pese a poseer el talento innato. Su padre, albañil y futbolista amateur, fue quien le inculcó la pasión por el juego y quien se sacrificó porque cumpliera esa ilusión. A Joaquín y Puertas también le inculcaron sus padres el gusanillo por el fútbol. Mascarica, mote deportivo del progenitor del huercalense, fue un refinado mediapunta en equipos de Tercera División a caballo entre la década de los ochenta y noventa. El benaducense cuenta que su padre jugó en sus años de emigrante en Alemania, pero no formó parte del mítico Benahadux de los 80, ese equipo que deleitó en categoría Regional y fue reconocido como la Naranja Mecánica del Andarax. Había, en cualquier caso, buena cuna. Los caminos para asaltar el cielo futbolístico fueron dispares. Mientras Joaquín se crió desde la etapa infantil en las bases unionistas, Puertas deambuló por varias canteras antes de aterrizar en la UDA en edad juvenil. No cuajó y se marchó al Poli Ejido el año de su desaparición, para pasar luego al filial del Granada antes de emprender el camino de regreso en verano de 2014: "Tuve que salir para probar suerte en otros equipos y me fueron bien las cosas. Por suerte pude volver al equipo de mi tierra y es cierto que la temporada pasada disputé muy pocos partidos, Miguel Rivera me dio la oportunidad porque confiaba bastante en mí. Estoy muy agradecido a él y a Soriano, que me la está dando esta temporada. Habló conmigo en verano y me dijo que había muchos jugadores por delante, por fichajes y diversas circunstancias, creía que iba a tener pocos minutos, pero en el fútbol nunca se sabe cómo vienen las cosas y ahora estoy contando".

Joaquín siempre ha sido la perla de las bases rojiblancas. Internacional en todas las categorías inferiores, incluso se interesó el Liverpool por hacerle un seguimiento coincidiendo con la llegada de Suso a la UDA. Sus pasos firmes solo se tambalearon cuando debía asentarse en el filial tras haber debutado de la mano de Francisco, quien habla de sus cualidades: "Pasó momentos delicados y los ha superado con tesón y profesionalidad. En el filial hubo una época en que no entraba y perdió el sitio [en la etapa de Rivera]. Se dudó de su progresión, pero se lo ha ganado con dedicación". Puertas también ha pasado por las manos del extécnico unionista en una pretemporada: "Es de picos, pero tiene gol, llegada y calidad. Han madurado y ha llegado su momento siendo regulares en el trabajo. Es una satisfacción porque se hizo buen trabajo de cantera, que se frenó hace dos años", lamenta con cierta amargura. Ortiz Bernal, el otro ídolo de la afición almeriense, dedica elogios también para ambos: "A Joaquín se le veían maneras, además de gran envergadura y presencia en el centro del campo. Puertas se ha reivindicado este año, es desequlibrante y ambos están ahí por méritos propios, trabajo y esfuerzo. Que haya gente de la tierra hace que la afición se sienta identificada. Espero que se trabaje más con la cantera porque aquí siempre han salido futbolistas y seguirán saliendo". Cuando a Puertas y Joaquín se les pregunta por ellos no dudan en afirmar que fueron referentes: "Tuve la suerte de que Francisco me hiciera debutar en el filial y le estoy muy agradecido. Siempre venía a verlos y te quedabas con ellos porque la grada los pedía. Me sentaba junto a mi padre y la gente se notaba que quería ver a gente de la tierra" relata Joaquín, en un recuerdo parecido al que guarda Puertas: "Desde que estaban en Segunda B los veía en el Juan Rojas y había muy buenos jugadores, pero los que recuerdo del ascenso eran a los de la tierra". Llega el momento de que se definan entre sí. Puertas, cuatro años mayor, destaca el aplomo de su compañero: "Veo que Joaquín no parece un debutante que lleve dos partidos. Está bastante asentado, como si llevara más minutos, y es importante porque la adaptación es un paso que cuesta y lo tiene bien cogido". Joaquín se queda con el desequilibrio de Puertas: "Es de esos jugadores que cuando cogen el balón sabes que puede pasar algo diferente y es bueno tener a alguien que te aporte desborde y gol. En el fútbol sin desequilibrio ni gol no hay nada y él nos aporta ambas cosas". Con los pies en el suelo, los dos consideran que su caso es un ejemplo bueno para el equipo y la ciudad, pero sobre todo para la cantera, porque los que vienen por detrás verán que es posible seguir sus pasos. Joaquín, que se expresa con la misma firmeza que se le atisba en el verde, lo resume con una reflexión final: "El presente lo veo como lo veía hace dos semanas antes de salir de titular. Luego coges más responsabilidad al tener la suerte de figurar entre los once que van a competir para ganar el partido, pero sigo en mí línea de trabajo, sacrificio e ilusión para ponerle las cosas difíciles a mis compañeros de posición. Si el míster cree que estoy preparado para seguir en el once, encantado por seguir demostrando que quiero quedarme". Ya lo dice Andresito de mi vida en su libro: todo en la vida, el andamio o el fútbol, es sacrificio.

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