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Fichas que suponen un lastre

  • Pese al teórico descenso salarial por la pérdida de categoría, está por ver si el club puede afrontar el costo de jugadores como Kalu Uche, Vargas, Pellerano o Goitom

La pérdida de categoría trae pareja un descenso de los ingresos a todos los niveles, publicitario, social (por venta de abonos) y de merchandising, convirtiéndose a veces en una carga excesivamente pesada para la economía de un club. Al contrario que Deportivo o Hércules, sus compañeros de purgatorio, el Almería baja a Segunda con las cuentas más o menos saneadas, pero existe una preocupación en el seno de la entidad rojiblanca.

Alfonso García dejó bien atados los contratos de los futbolistas y en casi todos los casos (se especula con la existencia de alguna que otra excepción) verán reducidos sus salarios entre un 40% y un 50%, si bien las fichas de algunos jugadores seguirán siendo bastante altas para militar en la categoría de plata.

Los casos más evidentes son los de Kalu Uche, Henok Goitom, Fabián Vargas o Hernán Pellerano. Por todos salvo el colombiano se pagó en su día un traspaso más o menos considerable y poseen de las fichas más altas del plantel. José Juan Bonillo, vicepresidente económico, consejero delegado y mano derecha del presidente, está intentando cuadrar las cuentas y ya ha avisado a la dirección deportiva que probablemente tendrán que desprenderse de alguno de estos efectivos para aligerar la carga monetaria.

Uno de los casos más gravosos para las arcas del club es el del nigeriano Kalu Uche. Lo suyo es el cuento de nunca acabar porque desde que llegó en 2005 procedente del Wisla Cracovia polaco, cada verano se ha especulado con su posible salida, extremo que nunca se ha confirmado.

Este año vuelve a estar en el mercado con más razones que nunca, pues hace una campaña renovó su contrato con un incremento salarial importante que ahora, con la pérdida de Primera División, se hace casi inasumible por la maltrecha tesorería rojiblanca.

No es el único. El sueco Henok Goitom también se garantizó un buen pellizco mensual cuando estampó su rúbrica tras abandonar las filas del Valladolid, donde estaba cedido por el Murcia, y lo peor de todo es que no ha sido capaz de hacerse rentable sobre el terreno de juego; más bien todo lo contrario, se ha devaluado con el paso del tiempo.

Por Hernán Pellerano se pagó igualmente un traspaso considerable al Vélez Sarsfield (más de tres millones y medio de euros), ya que el conjunto argentino en un principio se había comprometido con el Panathinaikos griego para su venta, pero primó la intención del defensor de recalar en la Liga española, a cambio del correspondiente esfuerzo pecuniario de la UDA para que ingresara en sus filas.

El jugador, lastrado este curso por la grave lesión de rodilla que sufrió en abril de 2010 en Riazor, está siendo tanteado por equipos de su país para regresar tras su aventura europea.

Otro futbolista marcado nada más vestirse de rojiblanco por una inoportuna lesión es el colombiano Vargas. Ha estado dos años con más pena que gloria y no es seguro que cumpla el que le resta. En su caso no hubo que pagar traspaso, pero sí en torno al millón de euros por la operación de intermediación. El club contempla dejarlo marchar libre.

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