La adquisición del negocio español de Barclays por un importe de 800 millones de euros permitirá a Caixabank ampliar su liderazgo en el mercado nacional de banca minorista, a la par que reforzar su presencia en Madrid y en el segmento de rentas altas y profesionales, en el cual la entidad británica se había posicionado. La operación, anunciada el pasado domingo, supone el quinto movimiento del grupo presidido por Isidro Fainé desde el comienzo de la crisis. En este periodo, su activo ha crecido en 125.000 millones de euros gracias a la integración de Caixa Girona, Bankpime, Banca Cívica -en la que se incluía la andaluza Cajasol- y Banco de Valencia.

Barclays supone una de las escasas oportunidades que restan para crecer en el mercado español tras la reestructuración de las antiguas cajas. Con un activo de 21.600 millones -algo inferior al de Cajasol en solitario-, su atractivo no sólo se encuentra en su volumen, sino en sus 550.000 clientes, de los que 178.200 son de banca personal. El fuerte peso del segmento premium es fruto de una estrategia labrada desde la llegada de Barclays a España hace más de 40 años. En 2003, la entidad británica amplió su presencia con la compra de Banco Zaragozano, un paso que le permitió una expansión por todo el país. Sin embargo, el impacto de la crisis hizo mella tanto en España como en su matriz en el Reino Unido, que decidió este año poner a la venta sus negocios en la Europa continental.

Caixabank se hace con una red de 271 sucursales, de las que 90 se encuentran en la Comunidad de Madrid, una región clave donde la penetración por volumen de negocio del grupo presidido por Isidro Fainé es inferior al 10%, frente al 32% de Cataluña o el 16,2% de Andalucía, según datos del cierre de 2013.

Andalucía es la segunda comunidad con mayor presencia de la red comercial de Barclays, con un total de 33 sucursales. La entidad cuenta en la región con 87.000 clientes y un volumen de negocio -créditos más depósitos-de 4.500 millones de euros, el 15% del total en España, según informó el pasado mes de diciembre el director de la Territorial Sur, Juan Pablo Fernández Barrero. El sector agrícola es clave para el banco, hasta el punto de que cerró 2013 con un total de 1.900 clientes andaluces, un 2,6% más que en el ejercicio anterior. A ello se suma que gestiona más del 21% del importe de las ayudas europeas a los agricultores en los municipios de Sevilla, Jerez y Córdoba.

Para los clientes de Barclays, la adquisición por parte de Caixabank no les ha de suponer ningún cambio ni problema en su operativa habitual, más allá de que, cuando se cierre la compra, previsiblemente a finales de este año o principios de 2015, vean cómo cambia su número de cuenta.

Fuentes de Caixabank señalaron ayer a Efe que aún es pronto para concretar si los clientes de Barclays mantendrán las condiciones de sus depósitos, créditos o hipotecas, ya que la operación ni siquiera se ha cerrado, aunque aseguran que la incorporación a la nueva entidad se hará de forma progresiva y sin sobresaltos. De hecho, el grupo remarcó que esta operación reportará múltiples ventajas a los usuarios de Barclays, que podrán acceder a una red mucho más amplia de sucursales y cajeros para realizar las operativas habituales.

Caixabank estima que la operación supondrá unos 300 millones de euros en costes de reestructuración pero reportará sinergias anuales de 150 millones a partir de 2016. Por su parte, Barclays cifró en 630 millones el impacto negativo de la venta de su filial española

La dirección de Barclays España explicó ayer a los sindicatos el acuerdo, aunque en el encuentro no hablaron del futuro de la plantilla y de la red de sucursales. Los sindicatos indicaron a Efe que desconocen los planes de Caixabank sobre Barclays, que tiene de plazo hasta finales de diciembre para acometer la fusión. Además, comunicaron que ignoran cómo afectarán a sus 2.446 empleados y a la red de oficinas y cuál de las dos entidades tendrá competencias en las cuestiones laborales.