España

Albert y Pablo aprietan y no ahogan

  • El primer debate entre los tres candidatos de la oposición indica que el PSOE es el granero de votos al que aspiran un Podemos conciliador y un Ciudadanos con nervio y nervioso.

El PSOE es un granero de votos, un granero del que se alimentan Ciudadanos y Podemos, el éxito de Pedro Sánchez dependerá de lo efectivo que sea en el cuidado de un silo que ambicionan Albert Rivera y Pablo Iglesias. Los tres líderes se dieron cita anoche en el debate que organizó el periódico El País, y que se pudo ver a través de varias páginas web, entre ellas, la de este diario. Una primera observación: aún quedan las dos semanas de campaña electoral y los candidatos llegan cansados, sobreexpuestos, a Albert Rivera se le notaban las ojeras, Pablo Iglesias está envejeciendo on line y Pedro Sánchez aguanta, sí aguanta mejor. Albert y Pablo -sí, los contendientes se llaman por sus nombres de pila y se tutean- apretaron a Pedro, hicieron un tanto de pinza, pero el socialista, que a priori era el que más tenía que perder, logró zafarse, apretaron, pero no ahogaron. Aun así, el candidato socialista recibió unos cuantos golpes en el hígado de parte de Rivera, más nervioso que en otras ocasiones: "Tu única propuesta, Pedro, es derogar lo que ha hecho el PP".

Segunda observación: cuando llegue la noche del 20-D, sabremos si Rajoy se equivocó o no al ausentarse de los posibles debates a cuatro, pero el de anoche no fue revelador en cuanto a propuestas. Si lo que se desea es un poco de espectáculo, la participación del presidente del Gobierno es condición indispensable. ¿A quién se juzga aquí, después de cuatro años? Cada vez que Sánchez quiso criticar al PP, Rivera lo devolvía al plató. "Eh, que es conmigo", parecía citarle el de Ciudadanos. Dos horas duró, media más de lo previsto, aunque claramente prescindible.

Pablo Iglesias adaptó un papel extraño. En la Transición, hubo un PSOE, el de Felipe y el de Guerra, y otro PSOE, el histórico, el PSOE (h), el del exilio, el guardián de las esencias; pues eso pareció lo que defendía Pablo Iglesias. En determinado momento, el líder de Podemos llegó a decir que le gustaban mucho los programas electorales de los socialistas,  aunque tenían un problema: que no se cumplían. Por algo sus padres le pusieron ese nombre, la pureza original.  Hasta en tres ocasiones, solicitó la moderación de los otros dos contendientes, pidió otro tono, más mesurado, aunque, lo cierto es que el debate nunca se desbocó. Tanta fue su sobreactuación que Pedro y Albert recibieron con risas su último intento. Fue entonces cuando el socialista le inquirió que si lo suyo iba tan en serio, lo de la moderación, pidiese perdón a Rivera "por lo de Monedero". El fundador de Podemos sugirió en una intervención que el líder de Ciudadanos tomaba cocaína. Hasta en dos ocasiones, le solicitó la excusa, pero no la consiguió.

"Confundes la nueva política con la difamación, igual que hace Monedero con Albert Rivera. De Monedero me lo podía esperar, de ti no me lo esperaba", abroncó el candidato socialista al de Podemos cuando éste dijo que la ex diputada Trinidad Jiménez está en el consejo de Telefónica. La malagueña ha negociado su entrada con la compañía como asesora internacional, pero aún no se ha cerrado su entrada. Iglesias, que habla a modo de rap, frases cortas y repetitivas, citó en varias ocasiones las "puertas rotatorias" hasta el punto que sostuvo que las centrales nucleares españolas siguen abiertas porque  las eléctricas tienen a muchos ex dirigentes entre sus asesores.

Pedro Sánchez tenía mucho que perder cuando se comenzó a  hablar de la regeneración en la política, pero Podemos y Ciudadanos entraron, como las formaciones tradicionales, en el y tú más. Ante el previsible ataque, el socialista recordó a Pablo Iglesias que su cabeza de lista por Jaén, Andrés Bódalo, está condenado por agresión. Son tres años y medio de condena que han sido recurridos ante el Supremo.

De los cuatro bloques en los que se dividió el debate, el territorial fue el más jugoso y el que estableció más diferencias entre  Pablo Iglesias con Pedro Sánchez y Albert Rivera. Tanto PSOE como Ciudadanos proponen una reforma de la Constitución, mientras que Podemos defiende  la celebración de un referéndum  sobre la independencia. Rivera culpó a Sánchez de los pactos que el PSOE hizo con ERC en el Gobierno de Maragall y de sus acuerdos nacionales con CiU. Y Sánchez culpó a Iglesias de los pactos de Podemos con Bildu en Navarra. Ante las acusaciones de Rivera sobre el significado de los acuerdos actuales del PSC con ERC en algunos ayuntamientos, Sánchez reaccionó con una acusación: "No me llames independentista porque yo no te llamo de extrema derecha, sólo eres de derecha, Albert".

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