Salud sin fronteras

josé Martínez Olmos

Cáncer y desigualdad

EL pasado jueves 4 de febrero se conmemoró el día internacional de la lucha contra el cáncer y tuvimos ocasión de comprobar los avances que en esta materia podemos disfrutar los países más desarrollados.

Cada vez hay más y mejores posibilidades de tratamiento de los diferentes tipos de cáncer y eso contribuye a mejorar la supervivencia frente a una enfermedad que, aún siendo diversa en su expresiones clínicas, aún genera un coste elevado en salud en la población. A su vez, la conmemoración de este día permite afianzar la importancia de progresar sin descanso en las políticas preventivas y de promoción de la salud porque sabemos que hay estilos de vida que pueden actuar como factor de riesgo para el cáncer. En especial, el tabaquismo, uno de los factores de riesgo para el cáncer de los que más evidencias disponemos.

Por eso, la aprobación y aplicación de la ley del tabaco en España que desde hace 5 años está en vigor, es una contribución muy relevante a la prevención del cáncer y es algo que debemos defender y preservar. Otras políticas preventivas ligadas a una dieta saludable y a fomentar el ejercicio físico o la protección solar adecuada, son imprescindibles. Gran importancia tiene también la potenciación de las estrategias de detección precoz que sirven eficazmente para actuar en las primeras fases de la enfermedad mejorando de manera notable el pronóstico. Los programas de screening son un recurso de enorme valor y sobre ellos hay que trabajar de manera continua para asegurar su actualización, cuando proceda, y los índices de accesibilidad y cobertura para conseguir su plena eficacia.

Afortunadamente en España se ha mejorado de manera notable y así, en muchos tumores los datos de supervivencia están por encima de la media europea, aunque todavía hay un amplio margen de mejora, porque los expertos han hecho la previsión de que ha podido haber un deterioro por las políticas restrictivas del periodo 2012-2015. Algo que habrá que comprobar en los próximos dos o tres años cuando se disponga de la suficiente perspectiva.

Dentro del propio país, diagnosticar y tratar un cáncer varía en función de dónde nos encontremos. Y reducir y, en su caso, eliminar estas diferencias es algo que debe ser abordado como prioridad indiscutible. Pero hay un aspecto que me parece de enorme importancia y que no solo afecta al cáncer: me refiero a la desigualdad con la que se distribuye la enfermedad del cáncer entre los países.

Hay que llamar la atención en que la mayor parte de las diferencias en la incidencia y en la mortalidad por cáncer son probablemente atribuibles a la desigualdad en el acceso a los servicios de diagnóstico y tratamiento y por tanto, a la calidad y la cobertura de los sistemas de salud. Pero también, hay determinantes sociales y económicos ya que en el ámbito internacional vemos cómo en los países con un alto nivel de desarrollo presentan mejores resultados que los de bajo nivel de desarrollo.

Este es uno más de lo asuntos sanitarios en los que el objetivo de salud sin fronteras debería seguir moviendo las decisiones de todos quienes queremos más salud para todos. Extender los sistemas de salud universales, hacerlos excelentes, favorecer que las políticas de salud eficaces y las tecnologías sanitarias útiles sean accesibles, creo que es también una tarea prioritaria en la lucha frente al cáncer.

Porque también hay que luchar frente a la desigualdad ante el cáncer.

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