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Roca volcánica, otra alternativa sostenible para cultivo sin suelo

  • Ensayos en los que participa la UAL demuestran que es una opción real frente al sustrato de coco

Ensayos realizados por la Universidad de Almería, junto a la Escuela de Agronomía Pontificia Universidad Católica de Valparaíso de Chile pretenden caracterizar física, físico-química y químicamente un sustrato de roca volcánica local sostenible, y evaluarlo agronómicamente con tres hortalizas comparándola con la fibra de coco como sustrato comercial actualmente en expansión en España y en todo el mundo, muy extendido en los invernaderos almerienses.

Para la evaluación agronómica se han realizado tres cultivos independientes en las instalaciones de la UAL en parcelas bajo plástico. Todas las operaciones se han realizado siguiendo el manejo cultural comercial de la zona, según recoge el portal www.innovagri.es.

Los cultivos sin suelo en roca volcánica con una extensión considerable se remontan a los años 40. Históricamente han tenido un interés vital en el abastecimiento de puntos estratégicos como es el caso de la Isla Wake, situada en mitad del Pacífico, que tuvo una indudable importancia en mitad del siglo XX. En Hawai se ha cultivado ampliamente en estos materiales donde es uno de los métodos más extendidos comercialmente en los cultivos sin suelo.

En los países donde existe una gran cantidad de estos materiales volcánicos se están extendiendo con cierta importancia. Se están utilizando en Costa Rica, Guatemala y sobre todo en México donde se denomina tezontle; y también se han realizado estudios en ciertas localizaciones europeas como Grecia.

Los cultivos en España en roca volcánica tampoco son recientes. Se pueden encontrar referencias de sus comienzos antes de la década de los 70 en el Centro Internacional para la Hidroponía de Las Palmas en las Islas Canarias. Se cultivaba en parterres de un metro de ancho con subirrigación y usando como sustrato lapilli volcánicos o puzolana, que localmente se conoce como picón. Algunos de estos cultivos se llevaron a cabo en invernaderos de cristal en Lanzarote (Islas Canarias) con diversas hortalizas como pepino, melón y tomate. Estos medios de cultivo se han extendido hasta la actualidad tanto en cultivo de hortalizas como en ornamentales.

Los sistemas de cultivo sin suelo en roca volcánica se realizaban tanto en parterres o grandes contenedores alargados de ancho variable (en torno a 0,5 ó un metro de ancho y varios metros de largo), como en contenedores individuales que cultivan una o varias plantas. En las Islas Canarias se estima una superficie de cultivo en roca volcánica de unas 225 hectáreas, según los datos disponibles.

En el resto de España este material no es muy usado en comparación a otros sistemas de cultivo sin suelo más extendidos como lana de roca, perlita y fibra de coco que ocupan una superficie aproximada de unas 5.000 a 5.500 hectáreas, muchas de ellas, localizadas en los invernaderos almerienses, donde, además, existen empresas de la provincia especializadas en la producción de estos sustratos.

En España se ha descrito una gran cantidad de materiales susceptibles de ser utilizados como sustrato hortícola. Existe la necesidad de usar materiales locales sostenibles que minimizan la huella ecológica y emisiones de CO2, debidas al transporte.

La estabilidad de este material es una de las principales ventajas agronómicas del sustrato como medio de cultivo. Tras seis años de uso la estabilidad de los principales parámetros de interés que caracterizan a un sustrato hortícola se mantiene relativamente estable, propiedad que se mantiene tras sucesivas desinfecciones sostenibles como la solarización.

Los parámetros de caracterización de la roca volcánica ensayada no presentan ningún valor o medida que pueda ser considerado factor limitante para su uso como sustrato hortícola. Cuando la fertirrigación se adapta a las características físicas y físico-químicas de la roca volcánica, las producciones comerciales y sus calidades son similares a las obtenidas por otros sustratos comercialmente más extendidos. Por tanto puede ser utilizado como sustrato local alternativo y sostenible, pues no exige un alto insumo de energía en su fabricación ni necesita un largo transporte que suponga una importante huella ecológica ni de anhídrido carbónico.

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