La Estrella

Fervor procesional desde Regiones a la carrera oficial

  • Dimas y Gestas completan el Misterio del paso de Jesús de las Penas

El barrio de Regiones, enardecido y transformado, convirtió el Domingo de Ramos en un mismo espíritu, un encuentro multitudinario de fieles y cofrades, una sinfonía de amor y de aromas, un jardín encendido por la candelería de la Dolorosa bajo Palio de la Virgen de la Estrella, que se mecía al viento entre bambalinas y al compás de la música, y se extendía por todo el cortejo procesional al ritmo del Paso de Misterio de Jesús de las Penas camino del Calvario.

A las 18,30 horas de la tarde, cuando todavía sonaban los ecos rientes, jubilosos, glorificadores del tañer de la campana de la Hermandad de la Borriquita, sonaron los primeros toques al llamador del capataz general Manuel López Álvarez, y los contraguías de los pasos de Misterio, José Antonio Cabrera Rueda y José García Magaña; y del Paso de Palio, Luís Fernández Segura y Jesús Ruiz Suárez; y la campana de los Diputados mayores de Gobierno, José Fernández Jiménez y Antonio Fernández Segura, para dar comienzo la Estación de Penitencia.

Las preces de ritual fueron dirigidas por el canónigo y consiliario Enrique Sánchez Sánchez, quién exhortó que la Cofradía como parcela de la Iglesia de Almería, le compete en gran parte, anunciar en la forma que le es propia, el Evangelio de Cristo con el testimonio público penitencial de los nazarenos, mantillas y costaleros.

Bella advocación para definir el Domingo de Ramos en Almería, en la piedad popular de todo un barrio, que se encontraba incardinado en el cortejo procesional de la Cofradía de La Estrella, que tras la Cruz de Guía, franqueada por dos penitentes, que portaban faroles en alpaca plateados, el Senatus, rememorando a las antiguas centurias romanas, y más de un centenar de nazarenos vistiendo túnicas blancas de capa con antifaz y cíngulo azul marino, que portaban largos cirios e iluminaban las primeras esquinas del atardecer. Tras la Marcha Real, el primero de sones musicales de la Banda de Cornetas y Tambores de Santa Cruz de Almería al mayestático Paso de Misterio de Nuestro Padre Jesús de las Penas, adornado con exhuberancia de claveles rojos e iris morados, con las nuevos personajes de la Pasión San Dimas y Gestas del escultor García Jeute, presidiendo el Paso, Manuel Navarro Domene, y escoltado por los hermanos honorarios del Servicio de Protección Civil de la Diputación Provincial de Almería, implorando su intercesión para llevar a cabo sus tareas de seguridad y protección ante los embates de cualquier contingencia.

Camino de la carrera oficial el Misterio, el símbolo que representa a la Virgen por excelencia, el Simpecado, con el lema "sine labe concepta" acompañado por cuatro varas, el Libro de Reglas, tarjeta de identidad de la corporación cofrade, en donde se contenía la venía, y representando a la Hermandad, el estandarte corporativo, hasta llegar al Paso de Palio, flanqueado por el benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, invocando la santa protección divina en la misión de proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana.

En el bullicio amoroso y cofrade, la Dolorosa de la Estrella, en el dolor estremecido del cielo almeriense, dulcificada por la maestría y arte del vestidor Gabriel Martín Gázquez, y el adorno floral del paso realizado por Rogelio Fernández, que a los sones musicales procesionales de la Banda de Música de Santa Cecilia de Sorbas, se adentró el cortejo procesional en el centro de la ciudad, con el Dulce Nombre de María de la Estrella, armonía y finura, de sereno y bello rostro, entre aromas de incienso que inundaban la puesta del sol y las saetas echas oraciones del cantaor Antonio García "Niño de las Cuevas" y Francisco Berenguel.

La primera levantá fue realizada por el alcalde de la ciudad Luis Rogelio Rodríguez Comendador. La presidencia integrada por el hermano mayor José Martínez Martínez, la camarera Carmen del Águila, y el consiliario, Enrique Sánchez.

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