Bajo Palio

Blanca túnica con el Señor de Salud

Minutos antes de la hora prevista de salida, el párroco de Santa Teresa y consiliario de la cofradía, Manuel Antonio Menchón, se dirigió por primera vez a todos los integrantes del cortejo procesional. "Estos días tienen un significado especial. No son días para vivirlos de cualquier manera. Tanto la oración oficial de la Iglesia como las tradiciones del pueblo cristiano nos invitan y ayudan a vivir estos días como un tiempo de recogimiento y oración".

El diputado mayor de gobierno, José Luis López- Gay Belda, hizo sonar la campana, abriéndose las puertas del templo para que comenzara el peregrinaje del cortejo procesional con empaque y elegancia barroca por las calles almerienses. Tras la Cruz de guía y el senatus con la inscripción 'Senatvs Popvlvs Qve Romanvs', más de dos centenares de penitentes revestidos con túnica morada de capa, cíngulo dorado, portando cruces al hombro, la sección del Cristo, y faroles de forja negros con cirio blanco, la sección del palio, ofreciendo el sacrificio de pies descalzos arrastrándose por el húmedo suelo, o de penitencia del cuerpo de nazarenos encorvados por el peso de la cruz en señal de la Pasión Redentora de Jesús Cristo.

Mientras, enel barrio de Mediterráneo-Oliveros miles de personas se agolpaban en la salida, expectante de ver la imagen de Jesús de Salud y Pasión, adornado el paso neobarroco con iris morados, y llevado con ternura por el capataz Juan Antonio Sagredo Alonso y el contraguía Manuel Márquez Martín, a los sones musicales de la banda del Dulce Nombre de Jesús de Granada.

Comenzó el tramo del palio con las insignias corporativas del estandarte corporativo y el Libro de Reglas, cuyas vitelas han sido realizadas por Raúl Berzosa. Un nutrido grupo de camareras acompañaban a la Virgen hasta llegar a la Dolorosa bajo palio de María Santísima de los Desamparados con el adorno floral de orquídeas de endrobio, hizo su caminar al compás de la Banda de Música de Santa Cecilia de Sorbas.

El paso llevado por 45 magníficos costaleros, bajo la dirección del capataz Manuel Vicente Barranco y su contraguía Miguel Ángel Plaza, que al vaivén de las bambalinas y cortitas chicotadas, paso a paso, frente a frente, llegaron al Santuario de la Virgen del Mar, para rendir pleitesía de fervor y devoción a la Madre de todos los almerienses, en un momento estelar de nuestra Semana Santa, siendo recibido todo el cortejo por el hermano mayor Antonio Salinas y la junta de gobierno de la hermandad patronal.

De ahí, y tras la preceptiva venia, a la carrera oficial, enmudeciendo a los fieles y cofrades que presenciaban la Estación penitencial el paso del Señor de Pasión, sentimiento y expresión de la IX estación del Vía crucis, a la espera de la Virgen de los Desamparados, último palio de la declinada noche en la calle, de estela imborrable de su estética perfecta, para adentrarse en la zona central peatonal de la Avda. Federico García Lorca, cuyas palmeras hacían de bóvedas catedralicias, flanqueada el Paso de Palio por el benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, que tanta gloria y honor a dado a España. La presidencia integrada por el hermano mayor, Manuel Arqueros, consiliario y hermanos mayores honorarios del Cuerpo de la Guardia Civil, Colegio de Médicos, Salvamento Marítimo y Autoridad Portuaria.

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