Encuentro

Más de seis horas de pasión nazarena

  • El Encuentro entre las tres imágenes en la Plaza Circular se convirtió en el epicentro cofrade del día

Bajo la luz de un limpio cielo azul, la Plaza de España de Ciudad Jardín era un hervidero de gente congregada ante la iglesia de San Antonio de Padua. La Cruz de Guía atravesó el dintel del templo acompañada por las tres secciones que integran el cortejo procesional, con sus nazarenos revestidos con túnica verde, antifaz, peto y capa blanca con la Verónica; túnica, antifaz, peto y capa morada con el Nazareno; y túnica azul, antifaz, peto y capa celeste con la Virgen, portando hachetas con cirio blanco que iluminaron en la caída de la tarde el discurrir de los penitentes. Los pasos a estilo malagueño y sevillano en sus trabajadoras, con un adorno floral de exquisita elegancia, iban dirigidos de forma magistral por los capataces Belén Suánez, Manuel Morales y José Antonio Ferre. Sonaban las marchas procesionales de las bandas de Santa Cruz de Granada, Agrupación Musical de Nuestra Señora del Carmen y Banda de Música de Benalúa de Guadix, que pusieron las notas de la armonía procesional hacia el encuentro en la Plaza Circular.

Ante el Hotel Almería, Miguel Revueltas hizo una alabanza a la dolorosa de la Amargura, vestida con elegancia por las manos primorosas de Aurita Aguilar. El encuentro de las tres imágenes ante una multitud que abarrotó la Plaza Circular se convirtió una vez más en uno de momentos estelares de la Semana Santa. Es un momento de profundo recogimiento de la piedad popular almeriense, acompañada

Su paso por carrera oficial, tras solicitar la venia al presidente de día, fue de señorío y distinción cofrade, y con la delicadeza del amor, caminó de regreso al templo, acompañado de miles de personas que quisieron hacer de cirineos ante Jesús Nazareno en su gesto hacia la Verónica, que parecía contagiar de serna unción a los morados penitentes que lo acompañan. Solo la Virgen de la Amargura derramando llanto, indecible llanto, es un mar de aguas desbordadas contenida sólo por el mimo de sus costaleros y costaleras.

La presidencia, integrada por el consiliario Jaime Palacios, la camarera mayor Inmaculada Suánez, el concejal José Carlos Dopico, y miembros del Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, flanqueaban el paso de la Virgen, en señal de respeto e invocación a Jesús Nazareno, para solicitar su siempre protección divina en el ejercicio de su loable misión de servicio a los ciudadanos.

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