Cultura

La histórica máquina de escribir de Manuel del Águila es donada al IEA

  • La Asociación Cultural Manuel del Águila cumple así el deseo expreso del músico y escritor

Francisco Capel del Águila y Emilio Esteban Hanza, Presidente y Vicepresidente de la Asociación Cultural Manuel del Águila donaron ayer la máquina de escribir del escritor y compositor almeriense ya fallecido, Manuel del Águila al Instituto de Estudios Almeriense de la Diputación Provincial.

Se trata de una Yost Typewriter nº 15 Made in Bridegeport. Conn. USA. La maquina de escribir será expuesta al público, al igual que se hizo en su día con su piano en donde escribió su obra musical y que hoy se encuentra en la primera planta de la Diputación. En el acto estuvo presente el Director del IEA, Rafael Leopoldo Aguilera.

Ha sido la máquina en donde Manuel del Águila escribió una parte importante de su obra. En la clasificación que se está haciendo de su legado cultural se puede apreciar la utilización que hizo de ella el ilustre almeriense. Ahí escribió Manolo varios borradores de Si vas pa la mar; su famosa poesía El trapero, que tuvo un premio internacional; otras poesías de su libro Aquí, junto al mar latino, poemas del vivir y el pensar, poemas del amor, poemas del mar, etc.; varios libretos de óperas, zarzuelas y guiones cinematográficos y parte de su libro Seis chiquillos en la orilla.

Muchas de sus crónicas que escribió para Radio Nacional y sus primeras conferencias salieron de esta máquina en un estado casi primario, por la rapidez con que escribía, y que luego corregía sobre el papel. El signo musical del silencio estaba en casi todos sus escritos, porque Manolo del Águila, controlaba muy bien los silencios cuando hablaba o recitaba, le daba un tono y un ritmo especial a su voz.

Otra de las funciones que ha tenido esta máquina ha sido la de enseñar a escribir a casi todos los sobrinos que pasaron por su casa y algunos hijos de amigos suyos. "Nos hacía seguir un método cuyos ejercicios eran monótonos y repetitivos, con la mano derecha, con la mano izquierda, con ambas manos, como corresponde a ese tipo de enseñanza. Había que golpear con fuerza las teclas para que se marcara las letras en el papel después del recorrido que hacían antes de imprimir", explica Francisco Capel del Águila, sobrino del compositor.

"Para los últimos ejercicios Manolo nos ponía un pañuelo en la cabeza tapándonos los ojos para escribir con todos los dedos. Los ejercicios de números eran imposibles, pero aquí nos perdonaba, entre otras cosas porque él tampoco los escribía al tacto. De su casa salíamos unos expertos mecanógrafos", apunta Capel del Águila. Manolo luego usó varias máquinas más modernas y cuando se estropeaban volvía a su Yost, que nunca le fallaba. La máquina le ha acompañado siempre, nunca quiso desprenderse de ella, formaba parte del decorado de su entorno más próximo.

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