Rodrigo Garrido Paniagua. poeta

"La poesía tiene que reconquistar un espacio de silencio activo"

  • El joven autor vallisoletano es uno de los invitados en el Encuentro de las Artes y de las Letras del Mediterráneo que se celebra en Almería

Almería vuelve a ser el punto de partida del Encuentro de las Artes y de las Letras del Mediterráneo. Para esta ocasión, el poeta Rodrigo Garrigo Paniagua (Valladolid, 1978) será uno de los invitados para participar en las Jornadas de Literatura y Arte que tendrán lugar en la provincia.

-En su primer libro Los dormidos, Origami, 2014, su discurso se establece en la problemática política y social del momento. Sin embargo, en su último poemario cambia de registro, ¿Cuál ha sido la necesidad de ese nuevo giro en su último libro?

-Cuando uno termina un proyecto, una obra, siente la necesidad de purificarse con respecto a la temática anterior. No es bueno, al menos para mí, anclarse en una sola temática porque aún he de crecer. Es necesario seguir investigando, continuamente, en las temáticas de la poesía. Después de un libro como Los Dormidos en donde me atrevía con una temática de carácter social, en La primera vez que vi un animal muerto me atrevo con algo más personal. Siempre me ha atraído reflexionar sobre la existencia y en este poemario, que también tiene una vocación universal, me investigo a mí pero a la vez investigo los sentimientos de los seres humanos.

-Sigue manteniendo como una de sus cuestiones vitales el paso del tiempo. Cree en la inmortalidad del hombre, como aseverado Antonio Machado o Miguel de Unamuno o por el contrario, somos pasto de la nada.

-Hay dos formas de conseguir la inmortalidad. Una es imposible, la de permanecer con vida el mismo tiempo que el paisaje que observamos y la otra es lograr la inmortalidad a través de los recuerdos que uno deja a los que se quedan. Solo a través de la memoria en los otros podremos ser inmortales. Si yo escribo sobre el paso del tiempo y relato todo aquello que atraviesa mi mente es precisamente porque amo la vida.

-Inicia su poemario con una cita de Roberto Juarroz: "No se trata de hablar,/ni tampoco de callar:/se trata de abrir algo/entre la palabra y el silencio". ¿Qué busca en este nuevo poemario?

-La imagen del animal muerto que hace referencia el título es una excusa que tomo para hablar de la consciencia que el hombre tiene de su mortalidad. A partir de ese momento hablo sobre la personalidad, los miedos, la muerte, la memoria y por último la importancia de llevarse la vida a la boca porque no volveremos a tener otra oportunidad. Una pasión que en mi caso tiene que ver con el asombro ante la belleza, el amor. Tener siempre la esperanza de que algo bueno nos puede sorprender y dejarnos sin palabras o arrancarnos una sonrisa.

Al fin y al cabo, ¿cómo seguir viviendo sabiendo que somos mortales? Por eso no es tanto un poema personal, que lo es, pero también creo que puede llegar a los lectores porque estas sensaciones de las que hablo nos preocupan a todos, solo que algunas veces, ante temas complicados, no nos atrevemos a afrontar.

-En uno de sus poemas, cita: "Soy un hombre que sueña/con algo inalcanzable/y que duele". Clama en pro de un espacio en este mundo para los individuos, en una búsqueda que emprendes por las galerías del alma. A veces, inciertas. Otras, con temor. ¿Qué es lo que hace que sobreviva entre sus versos?

-Pienso que cuando uno escribe poesía tiene que ser honesto. Nunca sería capaz de lanzar un verso al mundo si no estuviera convencido de él. Todo aquello que escribo debe vivir, latir dentro de mí. Se trata de transmitir en palabras emociones, sensaciones, sentimientos y creo que la mejor forma de conectar con el lector es que perciba pasión en los poemas.

-Vivimos tiempos convulsos, sin duda, donde se nos cuestiona en todo momento nuestra identidad, nuestros valores, nuestras creencias. ¿Cree que somos presa de nuestros propios miedos? ¿Cree que somos víctimas del propio sistema, que nos engulle, que nos arrasa, que nos silencia?

-Considero que la poesía tiene que reconquistar un espacio de silencio activo. Estos tiempos, imagino que como todos los tiempos, son convulsos. Se establece una dictadura del ruido en donde no se dice nada o al menos nada importante con el fin de desviar la atención. No interesa ni la cultura ni la educación porque esas son las herramientas que permiten una sociedad crítica con lo que la rodea. Por eso la poesía es un espacio de reflexión, en donde se habla del propio ser humano, independientemente que la temática sea social o más íntima o existencial. La poesía es ya una victoria. Existe un silencio previo a la poesía para después volcar todo su discurso profundo.

-Habla de la búsqueda de la belleza, ¿Cree que hay algo más a parte de la superficialidad del ser o del poema, al fin?

-Hay un verso de Juan Gelman: "El poema (…), deja caer su sombra sobre el mundo y lo desplaza (…)". Quisiera pensar que alguno de mis versos sirve para dejar en vela a aquel que los lee, que cambie algo en nosotros, que nos deje boquiabiertos. En mí se producen estas sensaciones cuando leo poemas perfectos de otros poetas. Me gusta pensar que la poesía lucha por un mundo más humano. Uno lo intenta humildemente.

-¿Cree en el destino del ser? ¿Cree que estamos sujetos al azar o, por el contrario, hay una hoja de ruta marcada?

-Los animales vienen programados de serie, por así decirlo. Saben lo que tienen que hacer, es lo que llamamos instinto. Sin embargo, el ser humano solo viene programado en algunas cuestiones como por ejemplo la altura, el color de los ojos, etc. Pero para todo lo demás, el ser humano tiene distintas posibilidades y por lo tanto se ve obligado de elegir. Estamos condenados a la libertad como decía Jean Paul Sartre, es decir, a elegir constantemente y eso es lo que va construyendo la realidad. La realidad de cada uno se forma mediante la toma de decisiones y para eso hay que poseer un conocimiento de todas las posibilidades que nos rodean. No habría que hacer caso a aquellos que nos dicen que esto o aquello no es posible.

-El poema "El origen" es uno de los textos centrales de este poemario. ¿Cree que el ser humano es una lucha constante contra sus demonios?

-No hay que ver la vida poniendo siempre el énfasis en los demonios, pero es algo que indudablemente nos afecta e influye en nuestras vidas por cuanto configuran nuestra forma de ser y nuestras decisiones. No hay que dar la espalda a los miedos. Es una derrota negar aquello que nos maniata. Al contrario, hay que afrontarlo, ser conscientes de ello para ser más dueño de uno mismo.

-La poesía, de todos es sabido, es el género menor de la Literatura, según dicen. ¿Cree que el poeta habla de lo que hablamos todos, es decir, crees que el poeta escribe lo que el lector necesita leer?

-El poeta habla de lo que hablamos todos o al menos de lo que todos pensamos. Es inevitable que el ser humano no piense en sus sentimientos por alguien, en cómo serán las cosas después de muerto. Todo el mundo se interroga por sus emociones, busca sus causas, sus llantos, sus placeres. No sé si la gente necesita leer lo que el poeta escribe, pero creo que es una buena forma de comparar las emociones con las palabras de otro.

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