Cultura

Almería lleva 25 años con la ausencia de José María Artero

  • El 26 de septiembre se cumple un cuarto de siglo de la muerte de uno de los grandes impulsores de la cultura en Almería, fundador del grupo AFAL y de la editorial Cajal

Fue un hombre que llamaba la atención por su altura y sobre todo por su bondad. José María Artero García hizo mucho por la cultura de Almería en unos años complicados. Sin embargo, Artero fue un oasis de sabiduría y sobre todo un impulsor de las actividades culturales en la ciudad. De hecho, no hay que olvidar que la Feria del libro fue un ingenio suyo en 1975.

Artero siempre tenía muchas ideas en su cabeza. No paraba un momento, vivía intensamente en sus últimos años de vida centrado en los libros. De hecho había montado Editorial Cajal, que por aquel entonces editaba obras que muchas de ellas hoy son verdaderas joyas. Y lo hacía con entusiasmo, y cuando veía la obra publicada se le notaba en sus ojos una alegría.

El día 26 de este mes se cumplen 25 años de la muerte de José María Artero García. Tenía 70 años. Atrás quedaba una vida intensa como profesor, editor y animador cultural. También dejaba una extensa familia, fabulosa, unida y sobre todo que amaban a la figura del padre. Por eso, hoy cuando lo recuerdan no pueden dejar de emocionarse y recordar a aquel hombre que tenía las paredes de su casa, un piso encima de lo que se conoció como Simago en el Paseo, llenas de libros.

José María Artero había nacido en Almería el 10 de julio de 1921. Realizó sus estudios primarios (1827-31) y secundarios (1932) en la capital. Tras la Guerra Civil, cursó asignaturas para el ingreso en la Escuela de Ingenieros Agrónomos (1940-42), pero pronto derivaría por los estudios de Magisterio (1943) y Peritaje (agrícola y mercantil).

Obtiene la licenciatura en Ciencias Naturales (Madrid, 1945) y cursa asignaturas del doctorado para Biología y Geología (Madrid, 1951- 53). Desde muy joven asistió a tertulias literarias en Madrid y conoció a Ignacio Aldecoa y José Hierro. Profesionalmente se inicia en el cuerpo de pericial agrícola del Estado que desarrolla en Las Palmas y Almería; pero la mayor parte la dedica a la enseñanza, primero, en el cuerpo de agregados (1961) y, al poco, en el de catedráticos, casi siempre en Almería, hasta su jubilación en 1987 como catedrático de Ciencias Naturales en el Instituto Celia Viñas.

Fue un viajero incansable, visitó numerosas ciudades españolas y varios países extranjeros. De espíritu deportista, mantuvo una gran afición al montañismo y al excursionismo por tierras de Almería en 1954, junto con Carlos Pérez Siquier, Jesús Aguirre y, más tarde, con Agustín Melero; asimismo practicó el baloncesto y la navegación, siendo socio fundador y secretario del Club de Mar (1950-52).

Fue también un excelente lector, lo que indica la cantidad de libros que a lo largo de su vida fue reuniendo en su casa. Siempre estuvo vinculado al mundo del libro en todas sus facetas: escritor, editor, promotor, difusor, director de proyectos. En este sentido, fue el célebre creador, director técnico y socio mayoritario de la librería Cajal (1965-85); más tarde, continúa en la mítica editorial Cajal, logrando sacar a la luz cerca de 100 títulos entre 1974-1991 a costa de un gran sacrificio personal.

Fue socio fundador y presidente de la Agrupación Fotográfica Almeriense (AFAL, 1952-62), donde, a la par con Carlos Pérez Siquier, se integraron Masats, Terré, Cualladó, Schommer, etc; y lanzó el Anuario de Fotografía Española (1958), de gran éxito dentro y fuera de nuestras fronteras.

Con una imaginación desbordante, habilidad y constancia, fue el creador y presidente del Ateneo entre 1974 y 1978. De forma similar, con tesón y gran ilusión, participó en otros grandes proyectos editoriales: miembro del grupo fundador del diario almeriense La Crónica (1981) o la revista Andarax, Artes y Letras (1978-1982).

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