El pintor contemporáneo Juan Antonio Guirado Espinosa, ha muerto en Mojácar a los 78 años de edad, tras una rápida enfermedad, que ha segado su vida en un escaso mes de tiempo. Guirado ha residido en Mojácar y su entorno en los últimos veinticinco años, tras pasar parte de su vida en Madrid, Londres, Nueva York, Melbourne, Sidney. Y en todas partes donde ha vivido ha dejado su semilla, su estela.

La persona que más ha reflejado su historia y su arte ha sido Manuel Quintanilla, escritor y periodista burgalés que lleva más de cuarenta años residiendo en Londres, que conoció a Guirado en 1974, cuando hizo la crónica de una de las exposiciones del artista para la Gaceta del Arte y que ha seguido con su amistad y admiración hasta hoy.

Guirado eligió Mojácar para vivir, según sus palabras, por la luz y el embrujo de la ciudad y se inspiró en este entorno para pintar todo tipo de cuadros: retratos, que hizo de sus muchos amigos, paisajes típicos almerienses desérticos y solitarios, y sobre todo alcanzó cotas de excelencia pictórica en lo que él llamaba hiperrealismo, en muchos de sus últimos lienzos.

Quintanilla escribía de Guirado. "Muchas pinturas de nuestro tiempo necesitan ser explicadas; la pintura de Guirado lo único que necesita es ser contemplada con meticulosidad propia de la mente paciente y libre de los condicionamientos materialistas de nuestra realidad. Otra cosa es que se necesite explicar el origen o génesis de sus argumentos pictóricos, la trama de su obra total".

"La contemplación de su obra nos lleva muy pronto a las soluciones requeridas. Y en esa oportunidad la solución es la misma problemática eterna que lleva a cuestas la humanidad desde sus primeros instantes de cerebración, de consciencia".