DE las cuatro estaciones del año sin duda la más cruel y despiadada de todas es el verano. Y no lo digo sólo por el calor que ya es bastante tortura, sino por todas esas cosas que le son ya inherentes y están relacionadas con esta terrible época estival: la canción del verano, los suspensos o los primeros amores. El verano se asocia a lo fugaz y lo transitorio, la canción del verano sólo dura un verano y suele ser la canción más infame y que más suena en la radio. O en las terracitas. O en el infierno. Aquellos que como yo fueron malos estudiantes odiamos el verano porque nos recuerda a los viejos tiempos que pasamos encarcelados estudiando en julio y en agosto delante de un ventilador, escuchando un rumor macabro de risas y piscinas. Y en cuanto al amor de verano, no vuelve, es mejor no esperar sentado. Así que por mí podéis quedároslo. Quizá por eso nací justo al final de un verano.

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