la puerta

Luis M. Pérez Montoya

Malditas oposiciones

ES preferible no entender a perderse en conjeturas que no conducen a nada", decía Luciano Balmes allá por 1848 en su tratado de filosofía fundamental y que muy bien podríamos traer hasta nuestros días, si no para entender las cosas que suceden, al menos para regocijarnos pensando que éste desconcierto no es patrimonio de momentos tan convulsos como los que atravesamos sino que en todas las épocas han existido personajes desconcertantes que tenían en sus manos nada menos que nuestro futuro y lo volteaban con el desdén inconsciente de no apreciar que también era el suyo. Hace unos días enviaba el drector general de coordinación de no se qué del ministerio del Sr. Wert una carta a la Consejería de Educación invitándola a mantener una reunión para abordar la convocatoria de oposiciones y le mostraba su disposición al diálogo con respecto a la convocatoria que ha hecho la Junta.

Esta podría ser una buena noticia para las miles de personas que veían en las 2389 plazas convocadas en Andalucía para secundaria, una minúscula posibilidad de sortear las crisis financieras, las rebajas de moddys, los planes de ajuste a la griega, los recortes insoportables de los predicadores y, sobre todo, los consejos de quienes siguen teniendo el dinero por castigo. Y lo sería, si no fuera porque a la vez que se preparaba esa carta, en otro despacho contiguo se daban las órdenes oportunas para derogar el temario de la convocatoria que los opositores habían comprado ya y empezado a prepararse, volviendo a uno de 1993, después de haber puesto en duda la legalidad de la convocatoria.

Desde luego, ante una demostración tan sincera de disposición al dialogo no queda menos que agradecerle al señor ministro el interés que se está tomando por esta comunidad desde que accediera por designación a su plaza de ministro, tan bien ganada en las tertulias, y de persona extraordinariamente posicionada aun en tiempos de crisis. No como esos miles de opositores que ahora andarán preguntándose: me preparo o no me preparo, me pongo a estudiar, habrá oposiciones, serán impugnadas, se sentarán para hablar, vendrán los de todo el mundo a presentarse a las mías, será mejor que no haya o será mejor que lo meta todo en una bolsa y lo tire con el libro de Balmes, con los temarios comprados y con los tres meses que he perdido en prepararme algo que ya no se si quiero o me conviene. O como me pregunto yo, ¿a que solución pueden llegar ahora?, después de tanta hipocresía y tanto disparate. Lamentablemente a ninguna. Si se hubieran sentado a discutir antes de romper el jarrón, ahora no tendrían que hacerlo para buscar la mejor forma de recomponer los trozos mientras los de siempre andamos tratando de escapar de las conjeturas que no nos llevan a nada. Bueno si, a seguir pagando, como siempre, los malditos platos rotos.

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