opinión

Fabricio Saquilán Ruffa

En defensa de la Educación Pública

LOS estudiantes sentimos cada día más como nos presentan el futuro anunciado como un sueño colectivo del que es necesario despertar. Pues bien, ya hemos despertado colectivamente, en espacios de encuentro donde visibilizarnos, analizar y reflexionar sobre lo que está ocurriendo. El Consejo de Estudiantes de la Universidad de Almería es el marco en el que los universitarios andaluces estamos aunando esfuerzos y poniendo en común nuestras opiniones. El pasado día 11 de abril, en el pleno de este Consejo, aprobamos unirnos a la campaña de movilizaciones por la educación a nivel nacional. Así, las movilizaciones estudiantiles de los pasados días 24 y 25 de abril fueron nuestra respuesta ante cuatro decisiones con las que no estamos en absoluto de acuerdo y que nos afectan de forma directa: La implantación de la 'segunda parte del Plan Bolonia'; las medidas adoptadas por el Gobierno de Rajoy que afectan a la Universidad (RD 20/2011 de 30 de diciembre); las nuevas competencias que la LAU (Ley Andaluza de Universidades) otorga a los Consejos Sociales, abriendo la puerta al sector privado en la toma de decisiones académicas y de gestión; y, por último, los Presupuestos Generales del Estado, que han supuesto un recorte en educación brutal. Las cifras son estas: un 62 por ciento menos de recursos destinados a las universidades; en investigación un 20 por ciento; en formación del profesorado 91 por ciento… Los estudiantes ya veníamos reclamando que el Espacio Europeo de Educación Superior, el llamado 'Plan Bolonia', no podía preocuparse sólo por las habilidades técnicas, el 'cómo se hacen las cosas', sino que urgía incorporar el 'qué' y el 'para qué' se hacen las cosas. El debate sobre Bolonia ha sido instrumental (guías docentes, competencias, grados, etcétera) sin ir al fondo: el modelo de sujeto y de sociedad que se propone. Ahora la segunda parte de este plan, la Estrategia Universidad 2015, supone la consolidación de un modelo que bloquea la entrada a la universidad de las rentas más bajas, con la subida de las tasas universitarias (el documento propone que las tasas en 2015 sean en primera matrícula el 15 por ciento, en segunda el 50 y en tercera el 100 por 100, lo que supone un costo por asignatura en segunda matrícula de 240 euros y de 480 en tercera), al tiempo que reforma el sistema de becas, tendiendo al rendimiento académico y no a la renta. Esto es una apuesta clara por dejar de lado la educación 'universal' hacia una educación para el que 'más tiene'. Por otra parte, este documento aboga por un cambio en la elección del rector, pasando del sufragio universal a una elección por el claustro, otorgando mucho más poder al Consejo Social, cuando éste esta compuesto en su mayoría por grandes empresarios. Este modelo de gobernanza lo encontramos ya en la Ley Andaluza de Universidades. Y para minar definitivamente el modelo de educación pública, el Gobierno actual aprueba una serie de medidas que pretende obligar a las universidades a caer en brazos del sector privado y convertirla, de nuevo, en elitista: con la asfixia económica y la masificación de sus aulas.

Siendo la educación uno de los pilares básicos, y la universidad, la ciencia y la innovación como un motor para salir de la complicada situación que vivimos, estas medidas son un ataque a toda la sociedad. En este despertar debemos mirar atrás superando los mitos del progreso, sin miedo a convertirnos en estatuas de piedra.

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