la otra mirada

Ruth García Orozco

Mente cuántica

DESDE la publicación del libro El Secreto y la realización de la película del mismo título, nos hemos venido familiarizando en mayor o menor medida con una nueva ley, llamada de la Atracción, y con una serie de conceptos más o menos novedosos o reciclados de diferentes corrientes espirituales que vienen a ponernos en una nueva onda o paradigma, como suele denominarse.

Según lo que afirma esta corriente, no somos meras víctimas de un designio o infortunio que no podemos controlar. No existe gente muy afortunada o con estrella porque sí, porque nació en determinada conjunción planetaria o en el seno de una familia más o menos acomodada y con más o menos oportunidades. La suerte, la fortuna, el éxito, es algo que se trabaja y que se atrae. O no, según lo que en cada caso se haga con los pensamientos, las emociones y las energías de cada uno.

Se nos vino a decir que, además, los últimos avances científicos venían a confirmar dichas afirmaciones. El comportamiento de las partículas a nivel subatómico, estudiados en el marco de la física cuántica, arrojaba resultados que parecían corroborar algunas de estas cuestiones, y empezaron a proliferar los libros y estudios de todo tipo que trataban de aunar ambos extremos, ciencia y espiritualidad, en un matrimonio a veces difícil y mal avenido.

Por eso, ha sido para mí una agradable sorpresa encontrar una obra bien fundamentada y con rigor científico, dado que su autor, Félix Torán, es doctor en ingeniería y trabaja desde al año 2000 para la Agencia Espacial Europea. Autor además de diversas obras de crecimiento personal y experto en esta materia, en su obra "Mente cuántica" nos desvela la relación existente entre ciencia y espiritualidad, alejándose y marcando la diferencia con lo que denomina la "pseudociencia", esto es, coger conceptos no demostrados ni probados y mezclarlos con teorías del ámbito de la espiritualidad o el crecimiento personal. Sin entrar en complejos conceptos que para un profano pueden ser farragosos y poco útiles, nos muestra de una forma sencilla y clara las conclusiones más importantes de la física cuántica, trabajándolos en forma de conceptos que pueden tener un importantísimo potencial de transformación, permitiéndonos, si sabemos adoptarlos e integrarlos en nuestro día a día, dar un importante giro vital. ¿Cómo? Mediante una serie de herramientas, sencillas pero poderosas, que nos permiten obtener un nuevo enfoque de la realidad. O como hoy se suele decir, cambiar el chip. Siempre y cuando, como él aconseja, que sepamos vencer nuestras propias resistencias internas al cambio.

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