LO bueno de viajar para cubrir los partidos del Almería a domicilio no es ver el encuentro in situ, pues hoy en día nada mejor que la televisión con sus decenas de repeticiones desde distintos ángulos para poder enfocar una crónica, pero sí todos los matices que envuelven a un partido. Desde coincidir con los jugadores del Almería en el mismo hotel de concentración de Guadalajara hasta visitar el centro de la ciudad en busca de la tasca de turno para almorzar o llegar al estadio y ver la ilusión del centenar de aficionados rojiblancos que se han metido más de seis horas de autobús entre pecho y espalda para animar a su equipo. Y es que todo partido de fútbol que se precie tiene sus propios rituales y sus encuentros fortuitos con viejos conocidos. En la grada del Pedro Escartín estaba, por ejemplo, el exrojiblanco Domingo Cisma, en la actualidad en las filas del Atlético de Madrid, que no dudó en acercarse para seguir las evoluciones de quienes fueron sus compañeros y saludarlos al término de la contienda demostrando que echa de menos al club con el que ascendió y jugó en Primera. Firmó un año como colchonero, por lo que no descartaría volver a verlo por el Mediterráneo en un futuro cercano. Y allí, delante de la tribuna de prensa, también tuve la oportunida de saludar a otro exrojiblanco, el espigado central Jaime, del Almería preascenso. Me contaba que tras acabar el curso de entrenadores y al ser residente en Guadalajara forma parte de la extensa red de ojeadores que tiene el Sporting de Gijón por todos los campos de la categoría. Su misión es ver cada quince días a todos los equipos que por allí desfilan y enviar detallados informes al Molinón. Incluso hubo tiempo para toparme con un viejo compañero de facultad, natural de Palomares, a quien por lo visto los amoríos lo han llevado a la meseta central. Lo que puede dar de sí un viaje a la Alcarria...