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La tribuna

manuel Chaves González

Un proyecto compartido

EN el pasado Debate sobre el estado de la Nación, los diputados del PSC del Grupo parlamentario socialista apoyaron dos resoluciones: la primera, presentada por el Grupo de Convergència i Unió instando al Gobierno a iniciar un diálogo para la celebración de una consulta para decidir el futuro de Cataluña; la segunda, presentada por el Grupo Socialista para iniciar los trabajos preparatorios necesarios para la reforma de la Constitución (ambas fueron rechazadas por la mayoría absoluta del Grupo Popular).

El apoyo a la primera resolución por parte de los socialistas catalanes refleja una discrepancia de fondo entre el PSC y el PSOE. Y el tema no es menor por cuanto se refiere al llamado "derecho a decidir" del pueblo catalán sobre la independencia de Cataluña, planteamiento que, con sus matices propios, viene siendo apoyado por los socialistas catalanes y rechazado por el PSOE desde la perspectiva de nuestro ordenamiento constitucional. Ya manifestamos, en 2005, la posición contraria al derecho a decidir incluido en el plan Ibarretxe, coincidiendo en este caso con la posición de los socialistas vascos. Convergència i Unió, con su propuesta (presentada por el PSC y aprobada en el Parlamento catalán), no sólo daba un paso más en su proyecto soberanista sino que, evidentemente, trataba también poner de manifiesto la contradicción existente entre los socialistas.

No cabe duda de que el debate sobre esta cuestión va a marcar las relaciones futuras entre el PSC y el PSOE porque afecta al proyecto político de los socialistas españoles. No se trata tanto de si el PSC puede o no tener mayor autonomía en sus decisiones y votaciones en el Congreso de los Diputados. Ya hubo una etapa con un grupo parlamentario del PSC diferente al del PSOE, pero había un proyecto común y compartido para España. Ahora, cuando se habla del derecho a decidir se está hablando del pretendido derecho de los ciudadanos catalanes a establecer el modelo de relación de Cataluña con el resto de España. Y no estamos ante un debate teórico o doctrinal en el que cada parte puede tirar de argumentos en un sentido u otro. Se quiera o no, la verdad es que, en el contexto actual, el "derecho a decidir" es una forma de abrir la puerta al proyecto independentista de los nacionalistas catalanes.

La ruptura entre el PSC y el PSOE tendría consecuencias muy graves para los dos partidos. No hay más que ver cómo las fricciones actuales son jaleadas de forma entusiasta por nacionalistas de todo signo y, simétricamente, por la derecha más recalcitrantemente centralista. Pero, más allá de cualquier cálculo electoral, lo cierto es que si este debate termina conduciendo a la separación entre el PSOE y el PSC, se estaría facilitando aún más el distanciamiento de Cataluña con el resto de España. Como se ha dicho en muchas ocasiones recientemente, la existencia de un proyecto común entre PSC y PSOE es uno de los puentes fundamentales de entendimiento que perviven entre Cataluña y España. Y sería una irresponsabilidad volar ese puente de diálogo y entendimiento y que, además, lo hiciéramos nosotros, los socialistas, que lo hemos sabido construir y mantener durante todos estos años.

Corresponde, pues, a ambos partidos superar de forma positiva, mediante el diálogo, este debate esencialista sobre el llamado derecho a decidir que, objetivamente, dificulta la existencia y el desarrollo del necesario proyecto común de los socialistas españoles. La cuestión clave a responder es si, al igual que ocurrió cuando se firmó el protocolo entre ambos partidos en 1978, es posible articular un proyecto común para España vertebrador de todos sus territorios, en el que Cataluña, como territorio y como pueblo, encuentre el más sincero reconocimiento de su identidad y también el mejor acomodo de sus necesidades e intereses.

En esta situación, y teniendo en cuenta que la búsqueda de la cohesión territorial y social de España ha sido siempre una seña de identidad del socialismo español, la resolución presentada por el Grupo Socialista sobre la reforma constitucional señala con claridad el camino para el avance y para el encuentro. El proyecto común pasa prioritariamente por la reforma federal del estado autonómico. Aquí debemos centrar el diálogo entre ambos partidos. De este modo, avanzaremos en la solución de los problemas que nos han conducido a la actual situación: la superación de la Sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Autonomía, los problemas de desarrollo del autogobierno, la financiación de Cataluña y la singularidad de su identidad. Y todo ello, como he señalado, en el marco de un proyecto común progresista para España. Es lo que necesita el socialismo español, es lo que necesita España, y también Cataluña. Es el momento de estar a la altura de este gran desafío.

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