Crónica

EL ARCHIVO MUNICIPAL DE ALMERÍA Y ADELA ALCOCER (1)

ADELA Alcocer Martínez es un caso muy significativo en el que felizmente coinciden vocación y profesión, demostrándolo diariamente desde su incorporación al Archivo Municipal de Almería a comienzos de los años setenta, hasta el final de su trayectoria profesional en 2012, como directora del mismo.

Adela Alcocer frente al Archivo Municipal de Almería, el Archivo Municipal de Almería frente a Adela Alcocer: la documentación es su centro de interés, pero no se trataba de una cuestión vacía, sin sentimiento ni admiración, sino de velar analítico que le permitió apreciar la lamentable situación y las grandes carencias en todos los aspectos del archivo, captando de inmediato la ingente labor que le esperaba. Era imprescindible y urgente clasificar, describir y ordenar los fondos (documentos escritos en sentido estricto, cartográficos y representativos), su instalación y numeración, con una catalogación sistemática, cronológica, detallada y utilitaria. Al desorden se unía el mal estado material de los documentos, por lo cual era necesario simultanear la labor de ordenación y la de conservación (limpieza, laminación, etc.).

En sus inicios a esta problemática se unía, aparte de las técnicas de aplicación y la realización práctica de tales procesos especialmente el de restauración, el hecho de ser el archivo municipal un archivo "vivo", que sirve de interconexión entre los poderes públicos/políticos, sustentadores del complejo administrativo a todas las escalas de los Estados, y los particulares, generándose un considerable volumen de documentación. El/la archivero/a debe interpretar y preservar los materiales de valor y desechar el resto, teniendo en cuenta no sólo los de interés para el presente sino también en el futuro, pues algunos reflejan hechos que, con las matizaciones oportunas, podemos considerar como "historia que está ocurriendo", lo cual contribuye a la eficacia y preservación de la función archivera.

A estos primeros tiempos, superados con profesionalidad, dedicación, y con un "vivir desviviéndose" (los/as almerienses de todas las épocas saben muy bien de esto), siguieron la preparación de numerosas notas, plasmadas en valiosos elementos instrumentales (guías, inventarios, catálogos, índices, listas, etc.) de acuerdo con el carácter de los fondos y el sistema de notación, tanto por exigencias de la actividad cotidiana, como por sus deseos de servir con la máxima eficacia a los usuarios. En su confección, aparte de la coherencia estructural y la claridad, salta a primera vista la habilidad de un artesano y la eficacia del técnico.

Lo dicho anteriormente y la restauración de documentos, algunos tan significativos como el Libro del Repartimiento de Almería de los Reyes Católicos, muestran fehacientemente que esta etapa fue superada favorablemente por Adela, que a la vista de lo realizado puede aplicársele los versos de Antonio Machado: Caminante, son tus huellas/el camino y nada más/caminante, no hay camino/se hace camino al andar.

Con el respeto, en todos los casos, por el documento y gracias a su talante dialogante, dotes de organización, preparación y prudente consejo, Adela desde un principio rompió con el oscurantismo, no sólo material sino también mental, que, salvo en contadas ocasiones y excepciones, dominaba en el Archivo Municipal, propiciando un ambiente adecuado, el viejo Archivo Municipal de Almería se convirtió en una institución más atractiva, tanto en los tiempos difíciles, como en los buenos del Palacio de los Marqueses de Cabra.

Jr. Rolling y B. Alfred, en el breve artículo The historian and the Archiviot del año 1969, señalan las dificultades con las que a veces tropieza el historiador en los archivos, y destacan la necesidad de una estrecha colaboración entre archivero e historiador. Tanto los estudiosos, como los llegados al archivo por otros motivos, han tenido en Adela, siempre dispuesta a compartir sus conocimientos y trabajos y a pretender que el Archivo resulte atractivo, una gran ayuda, al participar, salvando las distancias y la especificidad, del pensamiento, de José Milicua: "Los museos sin público, aunque también existen, están condenados a muerte".

Bastantes de los receptores de su generosa colaboración, solamente concedida por los/as mejores, pensarán que la posición de Adela respecto al Archivo Municipal de Almería puede resumirse en unas cuantas palabras de Odysseus Elytis: "Lo que amo nace continuamente/Lo que amo se encuentra siempre en su principio".

El documento es un reflejo de la necesidad humana de establecer voluntades mediante la escritura, apareciendo en su momento para gestionar y no para hacer historia, sin embargo, con el paso del tiempo, perderá su finalidad original y se convertirá en un bien cultural. Es innegable la relación directa del documento, "obra viva de hombres muertos" en palabras del profesor Núñez Contreras, con la sociedad, convirtiéndose en memoria de la misma.

Adela ha tenido siempre muy claro el concepto de archivo: centro de conservación, investigación y estudio, pero también de educación, exposición y difusión de sus fondos documentales entre los ciudadanos, aspectos estos últimos muy a tener en cuenta y potenciarlos, pues si bien los museos y el patrimonio histórico-artístico tienen una amplia propagación, con los archivos, por sus características específicas, no ocurre lo mismo. De aquí lo acertado de la jornada de puertas abiertas

del Archivo Municipal de Almería (10 de junio) con motivo del Día Internacional de los Archivos (9 de junio).

Entre las distintas funciones del archivo municipal: servicio administrativo, proveedor de fuentes de primera mano para la Historia, y divulgador de la memoria colectiva de un pueblo entre los ciudadanos, destacamos, sin restar importancia a las otras, la tercera. Esto lleva consigo impulsar la imagen espectacularmente renovada del viejo Archivo Municipal de Almería, verdadero prototipo, instalado en el magníficamente rehabilitado Palacio de los Marqueses de Cabra, con una mayor proyección social, haciendo que los hombres y mujeres de Almería se sientan plenamente identificados con su propia Historia, asumiendo los documentos como propios y señas de identidad almeriense, llegando al conocimiento de la sociedad y, sin despreciar el papel de las individualidades, la "Historia de la gente sin historia", a la apreciación del pueblo como protagonista de la Historia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios