Escuadra de mago

nico / garcía

Vestuario casi roto

EN cualquier trabajo, incluido el fútbol, para llegar a lo más alto, hay que formar un buen grupo profesional. Los miembros no tienen por qué ser amigos, pero dentro de una oficina o de un terreno de juego deben entenderse a la perfección. Por ejemplo, de todos es sabido que Arbeloa y Casillas, fuera del verde, no son precisamente Bart y Milhouse, pero dentro es otra historia. Aun así, aunque los amigos no se hagan a la fuerza, sino que las relaciones se construyen con el paso del tiempo, siempre es bueno que todas las personas que forman un vestuario se lleven lo mejor posible, predominando el respeto por los demás y sabiendo que lo importante es el equipo, no las individualidades. No han sido pocos los equipos que teniendo muchos nombres -la Argentina del Mundial 2010- han terminado fracasando; o, por el contrario, los que han sido los hombres los que han alcanzado la gloria -la Grecia de 2004-.

Sabiendo que es más importante la 'h' del hombre que la 'n' del nombre, a partir de aquí es donde hay que cimentar un vestuario. Porque tiene que picar entrenar un lunes, después de una derrota, viendo que tu compañero lleva más resaca que Homer o que directamente se ha quedado durmiendo la mona. Eso mata a un vestuario. Y más si no se trata de un caso, sino de varios. O de bastantes. Y encima que luego le pregunten al míster por qué no juegan. Porque eso es otro tema, a muchos del vestuario sólo le interesa estar en el once, olvidándose de que lo importante es el equipo. El tema del alcohol es clave para que no haya unión. Excepto en casos contados -algún exrojiblanco ahora internacional y poco más- es prácticamente imposible compaginar recogerte al alba y entrenar después. Menos cochazos por la noche, menos copas y más grupo. El vestuario lo agradecerá.

PD: Y un poco más de vergüenza, que la afición, que paga parte del sueldo, no es tonta.

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