SAN José Obrero, 114. Época de Operación Triunfo y del penalti errado por Raúl en Brujas. En un mágico patio de una comunidad de vecinos pasaron los mejores jugadores del mundo. Zidane, Valerón, Kovacevic, Mendieta o el propio Raúl. No estuvieron físicamente, pero sí eran los elegidos por los chavales del barrio que pasaban allí tarde sí y tarde también. Desde niños (Antoñillo, Luis o Miguel Ángel) hasta adolescentes (Julián, Ángel, Manolo, Antonio o Juandi; el último formó parte del ascenso en 2002 de la UDA). En el patio, que hacía de aparcamiento y de campo de fútbol, en medio de los coches, se juntaban los sueños de quienes querían ser futbolistas. Tocaba hacer la tarea rápido y bajarse a echar unos rápidos, revoleras, mundialitos o partidillos. Era fútbol puro, con la superficie de piedras -ni césped artificial ni tonterías-, con unos bancos y aceras que hacían de gradas. Las porterías las formaban antiguos hierros oxidados que hacían de 'cocheras'. También había otra en la pared, la cual la rayamos con una piedra para hacer los tres palos. El único peligro era no 'embarcar' el balón en el edificio de al lado o que algún aburrido te pinchase la pelota.

Los partidos sólo se suspendían si llovía. Con buen tiempo, no perdíamos las horas con móviles y demás. Los que tenían el móvil con el 'snake' eran los padres. Ahora nace un pequeño y, en vez de regalarle una pelota o un peluche, se le da una tablet. De vergüenza. Lo máximo que teníamos era una Play con Fifa o Iss Pro. Hace unos días pasé por el patio y me dio cierta nostalgia. Sé que siempre respirará fútbol de calle. Pero me da que este espíritu se ha perdido por el mal uso de las nuevas tecnologías. Y ahora llega la Ley de Seguridad Ciudadana. Nos hemos vuelto locos.

PD: En mi blog (laescuadrademago.blogspot.com) pueden ver imágenes del patio del artículo.

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