Escuadra de Mago

Nico García

Dos martillos pilones

Persistir hasta el final pase lo que pase. Si queremos competir, este tiene que ser el lema. Si queremos alcanzar los sueños, esta tiene que ser nuestra filosofía. Así empieza Patricia Ramírez, psicóloga deportiva, el capítulo 'Las ventajas de ser un martillo pilón' en su libro 'Entrénate para la vida'. En la mayoría de las veces, es más importante la actitud que las cualidades. La constancia es la clave del éxito. Quiero centrar la columna de esta semana en dos personas claves para que la UDA tenga la permanencia a un solo punto. El primero de ellos es Francisco. Antes de ponerse el mono de trabajo y dar su primera charla en pretemporada, ya aparecieron las críticas en su contra, argumentadas en su juventud y su nula experiencia como entrenador en la élite. Después se fueron acrecentando, incluso algunas eran justas después de las diez jornadas iniciales sin conocer la victoria. No escribo esto empujado por un chovinismo almeriense, sino basándome en hechos. Francisco, el único técnico unionista que ha sacado al Almería de los puestos de descenso en Primera, ha remado a contracorriente, cambiando de táctica conforme la temporada evolucionaba y el rival lo requería. No le tembló la mano al sentar al capitán, al cambiar a uno de los pesos pesados por un desconocido Torsiglieri o al darle la oportunidad a Azeez, Kiu, Romera, Marín, Hicham o Vélez, el último siendo pieza clave en este tramo final. Todo ello sin venirse abajo, sacando el máximo rendimiento de una plantilla con grandes carencias. Otro martillo pilón es Esteban, un currante, uno de los jugadores más profesionales que ha pasado por la entidad rojiblanca. A pesar de que vino para "once meses", como él dice, se va como uno de los jugadores más queridos de la historia de la Unión. Y no por otra razón que por su trabajo. Por persistir hasta el final pase lo que pase.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios