La tribuna

Coronel JAVIER Soriano

Nuevas amenazas, riesgos y retos

VIVIMOS unos tiempos en los que nos vemos envueltos en una vorágine de nuevas doctrinas, nuevos conceptos, que se presentan como nuevos retos y que en su denominación y desarrollo pueden ser novedosos, pero no lo son tanto en su fondo, y muchos de ellos son perfectamente identificables en el pasado.

En el ámbito de la estrategia militar, la lógica de los conflictos permanece básicamente inalterable. Obras como "El Arte de la Guerra" de Sun Tzu, el primer texto clásico de la ciencia de la estrategia en los conflictos, con dos mil años de antigüedad, o "De la Guerra" de Clausewitz, permanecen como relevantes marcos conceptuales, en los que a pesar del tiempo transcurrido, siguen siendo útiles hoy en día.

A los citados teóricos de la estrategia Sun Tzu y Clausewitz, podríamos añadir a Moltke, Mahan, Mackinder, Douhet, J.F.C Fuller, J. Corbett, Liddell Hart o André Beaufre entre otros militares; pero de ellos quisiera destacar a este último, el General francés André Beaufre (1902-1975), quien preconizaba que entre los instrumentos disponibles para doblegar la voluntad de lucha del adversario no solo está la fuerza militar, sino también la guerra psicológica, la de la información, la económica, la amenaza del empleo de la fuerza, la política, etc, siendo válidos en todo el espectro de los posibles conflictos, sin priorizar a ninguno de ellos.

Las teorías de Beaufre como la citada o la del siguiente fragmento extraído del Capítulo IV - Estrategia Indirecta, de su obra "Introducción a la Estrategia" (1963), escrito hace más de cincuenta años, dan sentido al cambio experimentado en el desarrollo de la mayor parte de los conflictos que surgieron en la segunda mitad del siglo XX y a los que vivimos en la actualidad: "…Los procedimientos de disuasión empleados van desde el más sutil al más brutal; se apelará al respeto de las formas legales del Derecho interno e internacional; se pondrán de manifiesto los valores morales y humanitarios y se tratará de que el adversario tenga mala conciencia en la lucha, haciéndole dudar de la justicia de su causa; así se creará una oposición en parte de su opinión interior, en tanto que, si se puede, se soliviantará tal o cual fracción de la opinión internacional, creando una verdadera coalición moral que arrastre a los simpatizantes ingenuos, seducidos por argumentos adaptados a sus prejuicios; este clima será explotado en la ONU, por ejemplo, o en otras reuniones internacionales, pero será empleado por doquier como una amenaza destinada a impedir que el adversario emprenda tal o cual acción…"

Nuevos conflictos en un mundo actual en los que se combinan el carácter convencional con el asimétrico, configurando un escenario de amenaza híbrida; un mundo en el que la interconexión, la calidad y velocidad con que fluye la información, la gestión telemática de las transacciones, la libertad de movimientos y de intercambios comerciales, cuyos beneficios son tan evidentes para la sociedad, pueden favorecer las acciones de grupos terroristas y de la delincuencia organizada.

Así, los ataques cibernéticos, la proliferación de armas de destrucción masiva, el tráfico de personas, la piratería, la extensión de movimientos y grupos fanatizados, armados o no, surgen como amenazas que alteran de forma notable las condiciones de nuestra seguridad, y siendo esta esencial para garantizar el desarrollo y el progreso de una sociedad libre, resulta imprescindible un entendimiento básico y generalizado de la importancia de la seguridad como garantía de bienestar de los ciudadanos y de la estabilidad del propio Estado.

Y frente a estas nuevas amenazas, riesgos y retos, debemos contar con una Defensa responsable en un doble sentido: en primer lugar, en tanto que instrumento preparado y adaptado para dar respuesta a estas, y en segundo lugar, responsable en términos de lograr esa capacidad de actuación con eficiencia al menor coste posible, capacidad que debe asegurar la disuasión ante las denominadas tradicionalmente como "amenazas no compartidas" y a la vez nuestra contribución a las coaliciones internacionales en las que nos integramos.

La combinación del estudio de los teóricos de la estrategia como los citados y de los casos históricos, nos puede ayudar para proporcionar un marco conceptual de referencia que sirva para analizar las complejas situaciones que se nos planteen y consecuentemente formular las estrategias militares que mejor se adapten a ellas.

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