La tribuna

Manuel Peñalver

La Fundación del Español Urgente

EL prestigio del español, como lengua internacional y de cultura, crece, día a día, en el mundo entero. No hay rincón de un continente que no muestre interés por su aprendizaje y enseñanza. Desde el norte hasta el sur. Desde el este hasta el oeste. Cada año vienen más personas a España con el objetivo loable de aprender a hablar y escribir la lengua de Francisco de Quevedo. En las aulas universitarias. En los medios de comunicación. Y en la calle. La nueva Gramática y la nueva Ortografía de la Asociación de Academias, a las que hay que unir la 23.ª edición del DRAE (que estará en las librerías el 21 de octubre), han constituido luminosos referentes de una obra lingüística al servicio de los hablantes, que tienen el español como lengua materna. Y, gracias a las versiones abreviadas, también de los extranjeros.

Hay que dejar constancia de la ejemplar aportación de la Fundéu (Fundación del Español Urgente) al buen uso del español. Su finalidad concreta es aplicar los esfuerzos investigadores y didácticos a los medios de comunicación. Pero también a cualquier persona, que quiera resolver dudas ortográficas, gramaticales o léxicas. Fue creada en el año 2005, como resultado de un acuerdo entre la Agencia Efe y el BBVA. Cuenta con la colaboración de la Real Academia Española. Periodistas, lingüistas, gramáticos, lexicólogos, lexicógrafos, ortotipógrafos, correctores y traductores forman un brillante equipo de trabajo, que cuenta, además, con colaboradores en Hispanoamérica. Joaquín Muller-Thyssen Bergareche es el director general y Javier Lascurain Sánchez, el coordinador. En el consejo asesor aparecen personalidades con un currículum, escrito en las letras de oro, de la filología española: Víctor García de la Concha, Gregorio Salvador Caja, Humberto López Morales, Salvador Gutiérrez Ordóñez (el impulsor de la ortografía y la gramática básicas), Leonardo Gómez Torrego, Pilar García Mouton, Soledad Gallego-Díaz, Victoria Prego, Manuel Conthe, Mario Tascón. Sin olvidarnos, en ningún momento, del gran equipo que forman Javier Bezos, Victoria Alcázar, Judith González, Fernando de la Orden, Yolanda Tejado, David Gallego y Celia Villar.

La Fundación del Español Urgente es hoy un medio imprescindible para conocer el uso de la ortografía, la gramática y el léxico en su dimensión aplicada. Veamos un ejemplo reciente: palabras como ránking, cásting, márketing o cátering son híbridos inadecuados, pues presentan una grafía que no corresponde ni a los sustantivos en inglés, sin tilde, ni a las adaptaciones propuestas en español por la Academia, sin la ge final. En estos casos, la Academia prefiere palabras españolas equivalentes o, en su caso, adaptaciones sin la ge final: ranquin, castin, márquetin y cáterin. Si, pese a todo, se decide emplear las voces inglesas, se debe respetar su grafía originaria y usar la cursiva. Hagamos un listado de errores frecuentes: Este aula en lugar de esta aula; una poca agua en lugar de un poco de agua; yo de ti en lugar de yo que tú; veintiuna persona en lugar de veintiuna personas; se alquila habitaciones en lugar de se alquilan habitaciones; los usos incorrectos de cesar y dimitir; el dequeísmo y el queísmo; yo me parece en lugar de a mí me parece; la confusión entre sendos y ambos; el uso incorrecto del infinitivo en lugar del imperativo; del pretérito perfecto simple en lugar del pretérito perfecto compuesto; del gerundio; los asuntos a tratar en lugar de los asuntos que hay que tratar; por último decir que en lugar de por último hay que decir que; incautar por incautarse; deber de+infinitivo en lugar de deber+infinitivo; la conjugación incorrecta de verbos como prever, satisfacer y caber; la pluralización anómala del verbo haber en oraciones impersonales; las nítidas diferencias entre porque, porqué, por que, por qué; el uso inadecuado de detrás mío en lugar de detrás de mí.

Aparte de las diferencias semánticas entre adolecer y atesorar; oír y escuchar; involucrar e implicar; nimio y exiguo; absceso y acceso; infligir e infringir; actitud y aptitud; inerme e inerte; infectar e infestar; prescribir y proscribir; ingerir e injerir; adsorber, absorber y absolver; aprender y aprehender; acechanza y asechanza; sima y cima; basto y vasto; acervo y acerbo; revelar y rebelar; esotérico y exotérico; adición y adicción; haya, halla y aya; vaya, valla y baya. Y tantos otros problemas de uso. La función que está desempeñando la Fundéu, en relación con el presente y el futuro del español y su uso en los medios de comunicación, merece el reconocimiento y el elogio. La felicitación y el parabién. La lengua como institución social por excelencia debe congratularse de este espléndido trabajo. En la realidad venturosa de lo que ello mismo supone en el siglo XXI.

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