La tribuna

Jose Maria Martinez De Haro

Ahora las instituciones

EL conflicto creado por seis Fiscales de Cataluña en relación a la querella contra el Presidente de la Generalitat, su Vicepresidenta y una Consejera, ha derivado en una grave crisis que ha forzado al Fiscal General del Estado ha hacer uso de su condición jerárquica y ha ordenado presentar la querella con el apoyo casi unánime de la Junta de los Fiscales de Sala. Cabe imaginar que el Fiscal Jefe de la Fiscalía de Cataluña, Sr. Romero de Tejada sea capaz de medir el daño inmenso que supone la clara rebeldía de un grupo de fiscales cuya apreciación del código penal ante los poderes políticos constituidos en Cataluña, supone una doble vara de medir la Justicia; de un lado los poderosos intocables, y de otro el conjunto de los ciudadanos que asisten atónitos al espectáculo dentro de la propia Administración de Justicia. Hasta aquí llega la degradación de la democracia española y del Estado de Derecho

Nadie duda de la alta contaminación política que se vive en Cataluña. Los medios de comunicación en clara servidumbre, la sociedad civil amedrentada y las Instituciones más representativas en claro proceso de sumisión a la causa secesionista. Este es el escenario en cuatro provincias españolas donde el Estado de Derecho ha huido por las cloacas y donde el Gobierno de España ha estado ausente en los momentos cruciales de la trama. Una trama bien organizada que finalmente pagamos todos los españoles con nuestros impuestos. No creo posible mayor escarnio ni mayor vergüenza. Claro que se presentará la querella, no faltaría más, pero el precio ha sido muy alto por haber dejado al descubierto el olor inconfundible del miedo, la cobardía y la sumisión. No cabe entrar en detalles sobre las acusaciones de la Fiscalía, todas con severas penas llegando incluso la de cárcel para Artur Mas y sus consejeras .Pero como es previsible, nada de eso va a ocurrir. La Fiscalía cumplirá tardíamente con su papel de acusación pública y luego la querella habrá de llegar al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. ¿Qué podrá ocurrir? Aunque es arriesgado hacer suposiciones, atendiendo la opinión de expertos juristas, esta querella puede que ni siquiera sea admitida a trámite. Si acaso lo fuera, la sentencia posible no creo que quite el sueño a la cúpula independentista. Así están las cosas, salvo una sorpresa.

Desde luego no puede estar orgulloso el Presidente del Gobierno de cómo ha llevado esta gravísima crisis de España. La opinión generalizada es que D Mariano Rajoy ha cometido errores de bulto, incalificables ausencias y una manifiesta falta de decisión política. Los resultados no pueden ser más catastróficos y ha cundido una sensación de desolación e impotencia ante la grave asechanza de parte de irresponsables y altaneros políticos que niegan el derecho de los españoles a decidir sobre su propia Patria. Lo más indignante es que hasta la fecha no ha habido consecuencia alguna que aminore la soberbia de los secesionistas claramente en rebeldía frente a las Instituciones españolas y el Estado de Derecho amparados por una especie de impunidad o la sospecha de algún pacto no conocido. Vivimos una situación de derrumbe que resiente el ánimo de la Nación. Una situación sin precedentes próximos porque ni siquiera en la II República hubo una afrenta semejante, y en el caso extremo que llegó sin aviso previo con una declaración unilateral de independencia por parte de la Generalitat, el Gobierno de la República y el Jefe del Estado actuaron de manera fulminante y sin titubeos para restablecer el orden constitucional.

A la vista de los resultados de la política en general y del Gobierno en particular, quedan pocos asideros para tratar de enderezar esta peligrosa deriva de las Instituciones políticas de Cataluña. Y entre esos asideros hay que resaltar la Justicia y la Jefatura del Estado. La Justicia como garante del ordenamiento que nos permite la convivencia. Los Tribunales para aplicar las leyes sin titubeos y exigiendo con firmeza el cumplimento de las penas. De poco ha servido confiar en otras Instituciones del Estado. Por el fracaso o la inacción de ellas, hemos llegado a una situación límite donde el paso siguiente será con toda probabilidad una declaración unilateral de independencia con las consecuencias que ello tendría en el orden constitucional. Ante este panorama, el PSOE continúa con sus parches y cataplasmas para una situación que afecta a todos los españoles sin excepción y muy singularmente a los catalanes o residentes en Cataluña. Hasta ahora, D Felipe VI continúa su crucero de representación Institucional con una sonrisa encantadora. Pero resulta que D Felipe es también el Jefe del Estado español. El Estado que amenaza disolver una minoría sediciosa ante la pasividad e incapacidad de quienes habrían jurado defenderlo.

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