LSe aconseja a los gobernantes que todos los cambios malos se hagan juntos y al principio de su mandato, pero los buenos se vayan dosificando en la parte final. Fiel a esta máxima, en medio año entre 2012 y 2013 se puso patas arriba la protección por desempleo aunque, eso sí, con la habilidad de un cirujano para no levantar protestas. Ahora llega el momento de dar algo bueno. El cuenta gotas, es decir, su anuncio, comenzó en agosto y lleva una puesta en escena de fotos con sonrientes líderes sindicales y empresariales, o reuniones con Comunidades Autónomas que más parece que fuéramos a refundar el imperio. No puede extrañar esa avenencia, pues viene bien a un Rajoy enfrentado a años de recortes y cercado por los escándalos y a unos agentes sociales necesitados de recuperar influencia e imagen, lo que, en mi opinión les hace más predispuestos a entenderse. No quiero decir que no haya necesidad de hacer algo. Los datos de Almería alguno de los cuales comenté la semana pasada sirven de ejemplo. En agosto de 2009 cuando se aprobó la ayuda de Zapatero de la que esta es un remake sólo el 7% de los parados almerienses llevaba más de dos años sin trabajo, ahora representan el 23% de todos los desempleados. Aquel verano cobraba el paro el 97% de los inscritos, hoy el 56,50%. SLo que no se explica es qué hubiera sucedido si, por ejemplo, no se hubiera metido el cuchillo en la protección a los mayores de 52 años, que concentran el paro de larga duración al que ahora se quiere ayudar con seis meses de protección. Nótese lo curioso, se quita un subsidio que llegaba hasta la jubilación y ahora se da una ayuda, que alcanza a muchos menos y dura sólo seis meses. Vamos, que primero se amputa la pierna y luego se tapa con una tirita. En resumen, esta ayuda se limita a exportar el problema al futuro y llámenme suspicaz pero ese futuro, esos seis meses a contar desde enero acaban, fíjate tú, después de las municipales. Cuantifican en 400.000 los perceptores, pero sospecho que es un poco a la buena de Dios. Al igual que la de Zapatero esta ayuda prevé un itinerario de inserción que servirá para emplear a sus beneficiarios, aunque entre los solicitantes de la actual habrá muchos que recibieron la de entonces, esos que se iban a emplear con el mismo itinerario que proponen hoy, no les digo más. ¿De verdad cree alguien que hacer itinerarios por miles hará empleable en 6 meses a quien no lo ha sido en cuatro años? Sería mejor aceptar la realidad y restaurar un tipo de subsidio, casi una renta básica, para quienes no volverán al mercado de trabajo.