República de las Letras

Agustín Belmonte /

Y más estúpidos

NUn gran estupor recorre las redes sociales ante la nueva barrabasada del Ayuntamiento de Almería: han cubierto de arena los restos arquitectónicos árabes aflorados en la Plaza Manuel Pérez, tras la Iglesia de Santiago, junto a los Aljibes de Hayrán. ¡Precisamente en el año del Milenio de la Taifa de Almería! La extensión e importancia de tales restos de la Almería musulmana se merecían mejor trato y, desde luego, dejarlos expuestos al público, con reconstrucciones de algunas de sus partes y paneles explicativos del significado y las funciones de estas muestras de nuestro pasado común. Un pasado, por cierto, ahora políticamente incorrecto, debido a los atentados terroristas islamistas, a las atrocidades de los fanáticos salvajes del Estado Islámico en Oriente Medio, y, sobre todo, a la ola de exiliados que huyen por mar de las costas de Libia creando un grave problema a la Unión Europea, que ha optado por lo fácil, como siempre, que es el uso de la fuerza, y ha abandonado el espíritu de tierra de acogida que siempre tuvieron países como Francia, que recibió una gran ola de exiliados políticos españoles tras nuestra Guerra Civil.

Los terrenos de las excavaciones en cuestión, a la espera de esa ansiada recuperación económica que devuelva al ladrillo el valor de lingote de oro que tuvo antes de la crisis, quedan en barbecho económico, incorporados a la plaza, que conserva, sin embargo, el feo mamarracho del centro de recepción de visitantes a los Refugios que construyó Langle y las apretadas terrazas de los dos quioscos-cafeterías, que impiden el deambular natural de los peatones por la zona. Luego, cuando vuelva el bum de la construcción que los ilusos esperan, los restos árabes ahora enterrados desaparecerán definitivamente, como tantos otros, bajo un enorme edificio de pisos de lujo. Lo mismo ocurrirá en su momento, lo aviso, con ese barrio árabe encontrado a los pies de la Alcazaba: en cuanto el nuevo Mesón Gitano necesite espacio dentro de no mucho tiempo. En lo que toca a cultura, historia, restos de nuestro pasado común, a este alcalde, a estos concejales de Cultura y de Urbanismo, a esta corporación del Pp, que no les vengan con zarandajas: o se entierra o se destruye, simplemente. En la Plaza Manuel Pérez, del cristal que proyectaron para contemplar los restos árabes, ni hablar. Hasta que vuelva el ladrillo como Dios manda, parques y terrazas, nada más.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios