José Fco. García-Sánchez

El Coso de Belén

Fue inaugurado el 22 de junio de 1849 y reformado en 1879

AANTES de la construcción de la actual Plaza de Toros de Almería en el Paseo de Vilches, ya se celebraban festejos taurinos en la Plaza Vieja: un escenario urbano con forma de polígono irregular cuya consolidación como centro administrativo obligó, a mediados del siglo XIX, a la construcción en la ciudad del primer Coso situado tangente a la Calle de Murcia y a la Rambla Belén -donde hoy se sitúa el malecón de los Jardincillos- y que sería conocido popularmente como el «Coso de Belén».

Quien quiera conocer la historia de la tauromaquia en Almería, debe acudir al volumen Toros de las Guías de Almería: territorio, cultura y artes, editada por el Instituto de Estudios Almerienses cuyo autor es Antonio Sevillano Miralles, siendo la colección coordinada por Alfonso Ruiz García. En su epígrafe III, dedicado al antiguo Coso de Belén, el autor se lamenta, sin embargo, de la no existencia de plano ni expediente de la antigua Plaza de Toros en el Archivo Municipal de Almería. Y tenía razón. Quien les escribe, ocupado en otros quehaceres, ha encontrado por casualidad, dos planos del antiguo Coso de Belén en el Archivo General Militar de Segovia y un tercer plano en el archivo del Instituto Geográfico Nacional. Este texto, donde se describirán los tres dibujos, pretende arrojar luz sobre esa primera Plaza de Toros que tuvo Almería: su trazado, sus dimensiones y su posición respecto al paisaje urbano.

El primer dibujo es un plano de situación de la Plaza titulado: «Plano de la parte de muralla de la Plaza de Almería que comprende la inmediación de la puerta de Purchena y [el] barrio extramuro de San Sebastián en cuyo extremo E. se pretende construir la Plaza de Toros» El documento está firmado por Juan de Mata Prats, Maestro de Obras, topógrafo y pintor. En el plano de situación se advierte la posición de (1) la Muralla del Este y la Puerta de Purchena, (2) la Calle real de las Huertas (hoy Calle Granada) hasta (3) la Puerta de Belén, (4) la posición de la Plaza de Toros que se trataba de construir y (5) la Rambla de Belén. El plano, además de la escala gráfica, también señala con una línea discontinua que la distancia entre la Puerta de Purchena y la futura Plaza de Toros se estima en 700 varas castellanas (585 metros).

El segundo dibujo, firmado por Juan José Oña, es un levantamiento del Coso titulado: «Proyecto de la plaza de toros de Almería» donde se dibuja la «Proyectura interior y exterior» [sic] (un alzado y una sección) además de una «Planta» de cubiertas de la futura Plaza de Toros. En él se puede comprobar que el Coso tenía un diámetro total exterior de 75 metros y un ruedo de arena de 60 metros de diámetro. Según se puede medir en la «Sección», contaba con una barrera de 1,60 metros de alto y un callejón de 1,50 metros de ancho. Disponía de 5 filas de asientos en la grada de tendidos que, haciendo un cálculo aproximado, podían alojar unos 2.500 espectadores sentados. Sobre las gradas, y sin llegar a cubrirlas, una galería de palcos porticados de 1,80 metros de ancha y 2,20 metros de alta recorre el perímetro exterior, y sobre ella otra de igual altura pero de 2,65 metros de ancha y también cubierta. Estas galerías se apoyan en el muro exterior de la Plaza y sobre una suerte de 64 esbeltos soportes en el interior, ligeramente retranqueados de la barandilla de protección en su nivel superior, situándose ésta retranqueada respecto de los soportes en el nivel inferior. En el dibujo, el aspecto exterior del Coso de Belén se presentaba de una austeridad casi castrense: un muro ciego de 9 metros de altura, coronado por un sencillo remate y perforado por pequeños huecos de ventanas de 1,00 x 0,65 metros, situados al nivel de la primera galería (a 5 metros desde la calle) y separados entre sí unos 10 metros. El alzado-sección también señala la presencia de la puerta principal, sin insistir mucho en ella, pero situada en el eje de simetría del dibujo y de 2,00 metros de ancha y 3,15 metros de altura. Bajo la grada, en el nivel de la arena, otra galería de 3,00 metros de ancha y también 3,15 metros de altura máxima, incluida la bóveda anular de arco rebajado que la corona, resuelve la distribución y acceso del público.

El tercer dibujo, que custodia el IGN, grafía la antigua Plaza de Toros en el plano parcelario a escala 1/500 del Barrio de las Huertas, fechado el 7 de octubre de 1867 y firmado por el topógrafo Quintín Baldomero Tirado y Castillo, donde se puede comprobar la posición de un edificio anexo al Norte del Coso donde se situaban los corrales y desde él, dos entradas directas al ruedo de arena: la de toriles para los toros y otra para los caballos y cuadrillas. Existen otras dos puertas exteriores para acceso del público a la galería de distribución interior y, desde ahí, a los tendidos: por una de ellas se accedía desde la Rambla de Belén y por la otra, al Oeste, desde la Calle del Escondijo (hoy Calle Abad Nájera) En este plano parcelario se advierte que la plaza se encontraba constreñida entre la trama urbana, llegando a perder en algún punto su condición de círculo perfecto.

El Coso de Belén fue inaugurado el 22 de junio de 1849 -aunque ya se habían practicado novilladas durante su construcción- y reformada en 1879. Y debido a su reducido tamaño e incomodidad, una sociedad empresarial liderada por la burguesía almeriense emprendió el proyecto de la nueva Plaza de Toros del Paseo de Vilches, inaugurándose el 26 de agosto de 1888.

El Coso de Belén ya aparece en el Plano de la antigua y moderna plaza de Almería de Juan de Mata Prats de 1852, en el Plano de la Ciudad de Almería de Joaquín Pérez de Rozas de 1864, en el Plano del Puerto de Almería de José Montojo de 1874, entre otros. En los planos de Gabriel Pradal Ruiz de 1897 y 1900 conviven ambas Plazas de toros, aunque progresivamente, la planimetría urbana de Almería, empezaba a disolver el antiguo coso: en algunos dibujos ya se advierte cómo la futura nueva Calle Gordito -dedicada al torero Antonio Carmona- atravesaría, literalmente, la antigua plaza, anticipando su desaparición definitiva a finales del siglo XIX.

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