EL lector habitual a esta columna habrá observado en más de una ocasión mi gusto hacia los equipos de Guardiola, sobre todo en cuanto a táctica se refiere. Sin embargo, no todos pueden tener una residencia lujosa, más que nada, por eso de no disponer de los mismos materiales. Pretender, como quisieron Lilllo o Sergi, que el Almería toque música clásica sin disponer de óptimos contrabajos, clarinetes, trompetas o tubas es tirarse piedras contra el propio tejado. Aunque si se alcanza el objetivo no haya que tirar cohetes, Gorosito se dio cuenta unas semanas después de aterrizar en Almería que había que hacer algo diferente a lo propuesto por Sergi o Carrillo. A algunos no le gusta la propuesta futbolística del Pipo, pero los guarismos avalan su buen hacer como técnico unionista, con 17 puntos en doce jornadas, procedentes de cuatro victorias y cinco empates. Sin duda, el paso más decisivo para formar un equipo que ya sí es competitivo ante cualquier rival ha sido el entramado defensivo. Nueve tantos en esa docena de encuentros dan prueba de ello.

Con la permanencia como meta final, la UDA está hasta el momento en la senda correcta. La idea es sencilla. Mantener la portería a cero para que la falta de puntería no sea un problema tan grave. Porque si a este Almería le cuesta ver puerta rival, imagínense si para ganar tiene que anotar tres goles, como ocurría no hace mucho este mismo curso. Eso parece ya arreglado, viendo los goles en contra o las cuatro jornadas seguidas sin recoger Casto un balón de sus mallas. Pero ni mucho menos está todo hecho, más que nada porque la UDA está en descenso. Para no acabar en él, más vale seguir en el camino correcto y vencer en casa al Mallorca. No hacerlo sería salirse de la senda marcada por Gorosito y que todo lo anterior haya servido de poco.