LEÍ la semana pasada una entrevista en El Mundo a un supuesto corredor de apuestas que, ocultando su identidad, aseguraba que en el fútbol se apuestan hasta cuántos saques de esquina va a hacer un equipo. El tipo exponía que ocurre en todas las categorías, pero hacía hincapié en las más bajas, puesto que hay menos presencia de cámaras. A veces éstas sí graban jugadas que huelen peor que un aula de instituto tras la hora de Educación Física. Como el gol de Mario, jugador del Marchamalo, al filial del Toledo, cuyos jugadores hacen la estatua para que se materialice el tanto (búsquenlo en Youtube). Todo esto es ilegal, claro está. Lo que no está prohibido es que un presidente prime a sus jugadores. Leo estos días sobre unas supuestas primas del Almería. Por un lado, por encadenar dos triunfos consecutivos (Ponferradina y Bilbao B). La otra sería por conseguir la permanencia. Están los trabajos por objetivos. A más ventas, más ganas. También está el tema de la productividad. Pero hay sueldos y sueldos. En los futbolistas profesionales, ni objetivos ni productividad. Se supone que estas primas son para motivar al plantel. ¿Es que sin más parné que el sueldo fijo no hay motivación?, ¿no hay motivación ganando miles y miles de euros al mes?, ¿no hay motivación siendo uno de los niños del millón que sueñan con ser futbolistas profesionales?, ¿no hay motivación defendiendo la camiseta de un club por el que sufren miles de aficionados? Cuando saltas al terreno de juego es para ganar. Si hay que recurrir a una prima es que la motivación no es la máxima y ahí hay un problema. Una supuesta prima por la permanencia a unos jugadores que tenían que ascender es una contrariedad. Ahora que vaya Villar y haga el primo con Piqué, Ramos y compañía por levantar la cuarta Eurocopa. Parece que sin prima irían a Francia de vacaciones...

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