La escuadra de Mago

Nico García

Alegría

GENTE con clase y clases de gente. Ella tenía clase. Hasta para irse al otro mundo. Ni un día en el hospital. Sin sufrir. ¿Triste por alguien que transmitía alegría? Mejor evocarla con felicidad. En la última conversación le conté el fiasco de España ante Italia. Le gustaba mucho el fútbol. Me daba alegría marcar su número de teléfono e informarle de lo que había hecho España, su Almería o su Madrid. A veces ya lo sabía tras escucharlo en la radio o "ver el partido en el teletexto", como decía. "Si no ganamos, no saldremos de los puestos rojos", continuaba, refiriéndose a la UDA.

Alegría al recordar el momento del domingo por la noche, cuando aprovechábamos que la vieja tenía Canal Plus y me iba a ver el partido del día. Ella, su hijo, su nieto, su yerno, el fútbol y pizza. No hay mayor felicidad que eso. Me río del dinero. Alegría cuando disfrutaba viendo en el Paseo Marítimo a mi primo Álex dándole zambombazos a un balón que era más grande de él. Alegría al recordar que, aprovechando una visita del Patronato Municipal al Estadio de los Juegos Mediterráneos, se coló y fue "de las primeras en pisar el césped recién estrenado".

Unas tres veces en semana rememoraba, con los ojos bien abiertos como si viajase en el tiempo atrás, que vio en el Paseo de Almería al Valencia campeón de los 40, con "Mundo, Eizaguirre...". Quizás no se acordaba de lo que había almorzado el día anterior, pero sí que hace 70 años vio a Mundo e Eizaguirre. O que entraba "de gorra" en el extinto campo de San Miguel para animar a la Ferroviaria, de su amigo el Compadre (Juan Soler) en los 40. Fue de las primeras mujeres en ir al fútbol (después iba con su marido al Estadio de la Falange). El sábado Dios se llevó a mi abuela Ana a sus casi 93 años. Estate tranquila, seguimos en tu senda de la alegría. Pero, ¿a quién llamo yo ahora después de un partido? ¡Te queremos!

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