ASISTO con preocupación a los sucesivos anuncios de fichajes en el seno de la UD Almería y que no acabe de llegar un refuerzo para el carril zurdo, demarcación coja desde prácticamente la marcha del mejor Mané de la época Emery (no del que regresó luego fuera de forma). Ha sido un mal endémico de las últimas temporadas y lo peor es que nadie en la comisión deportiva es capaz de ponerle remedio. Y todo ello por la absurda creencia de que Dubarbier puede jugarlo todo o que cualquier sustituto a pierna cambiada puede salir del paso con el cuento de la polivalencia. A este respecto cabe recordar que el curso pasado cuando el argentino actuó como lateral zurdo puro dejó mucho que desear (cosa distinta era cuando ejercía de interior o extremo, al punto de transformarse y resultar un espectáculo). Cuando estuvo lesionado en esa zona jugaron con mejor o peor suerte Morcillo, Marín, Ximo Navarro, Fran Vélez o Adri. Solo faltó darle la alternativa al meta Julián en dicha ubicación. Como ven no es que quien suscribe vaya a comisión por pedir un lateral zurdo, sino que es una necesidad real y palmaria. Tanto es así que a poco que cualquier aficionado haga memoria los únicos jugadores solventes en ese costado fueron Mané y Cisma, porque luego desfilaron con más pena que gloria Guilherme, Luna, Jakobsen, Raúl García (casi inédito y triunfador ahora en el Alavés) Dani Bautista, Christian Fernández, Casado y el culmen del espanto con la contratación por 6 meses de Goñi, donde más de un teórico profesional de los seguimientos deportivos se cubrió por completo de gloria. Viendo el listado no es de extañar que no pocos seguidores recuerden con cariño a Cervián, que cumplía en la banda e incluso paró un penalti actuando de portero improvisado. Andrés y Catalina deben ponerse las pilas y compensar la debilidad. Imagino que Soriano quedará agradecido.