La Escuadra de Mago

Nico García

Cangrejos y monos

A veces me gustaría haber nacido una década antes, no por lo de la generación perdida, sino por haber vivido un fútbol modesto más respetado. La pasada semana decía Luis Rubiales en RNE que "el fútbol modesto está muriendo porque no hay un horario reservado a él". Podrá achacársele mucho, pero aquí no le falta razón. Los horarios son un disparate, yendo a peor conforme pasa el tiempo. No es un problema atascado, sino que, como los cangrejos, va hacia atrás.

Hace unos años lo normal en España es que los niños jugasen la tarde del viernes y la matinal del sábado. Los veteranos tenían sus particulares piques el sábado por la tarde, y la mañana del domingo era turno para los séniors de las categorías más bajas. Primera se celebraba el domingo a las 17:00 horas, atrasando un choque a las 19 y el partidazo, a las 21, por Canal Plus. Algún equipo que jugase Europa actuaba el sábado a las 20 (a veces a las 18) y el televisado en abierto, a las 21 (no un viernes por la noche...), además del grueso de Segunda. Otrora era sencillo, a diferencia de ahora, máxime cuando cada curso (incluso cada jornada) modifican las franjas horarias. Las personillas que mandan en el circo alegan que se ingresa más dinero con el baile de horarios. El Barcelona en Butarque (sábado a las 13 horas) es seguido en Asia, ¿pero un Granada-Málaga? Es cierto, hay Premier al mediodía, pero con una cultura diferente las comparaciones son odiosas. Ojo, soy el primero que se chupa un encuentro tras otro desde el sofá, pero hay que respetar el fútbol base, del que se nutre el profesional. ¿En cuánto se situará la bajada de espectadores de los campos de barrio en estos encuentros desde 2005 a esta parte? De seguir en esta senda -la de la televisión y el aficionado asiático- seremos muchos los que nos veremos abocados a no asistir a los campos profesionales. Por incompatibilidad y por hartura.

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