LAS Universidades españolas nos encontramos inmersas en un proceso de cambio por la incorporación de nuestro sistema académico al Espacio Europeo de Enseñanza Superior que ya no tiene vuelta atrás.

Una nueva etapa que supone afrontar el reto de la internacionalización, de converger con Europa en un modelo único que compartirán profesores y graduados de toda la UE y que facilitará una libertad de movimientos hasta ahora limitada. Sin embargo, sé que existen dudas que comparten educadores y padres y recelos entre algunos alumnos sobre la transformación que supondrá para las Universidades la adaptación al EEES. Y es posible que esas mismas dudas las hayamos generado nosotros por no haber sabido explicar a tiempo y con acertado tino la trascendental oportunidad que supone para nuestro sistema universitario la convergencia europea. Creo que ha sido un error dejar que el debate se centrara sólo en la pretendida mercantilización que para la Universidad supondrá la incorporación a este nuevo modelo, como han proclamado los sectores más contrarios al mal llamado Plan Bolonia.

Los opuestos al EEES deben saber que habrá más dinero para las becas tradicionales, que existirá una financiación específica para convertir las actuales licenciaturas y diplomaturas en los nuevos títulos de Grado y Máster y que habrá un apoyo explícito a Humanidades. Es loable que en plena crisis el Gobierno haya decidido conceder 127 millones de euros a las Universidades para que la modernización de nuestro sistema académico se consiga en tiempo y forma.

Hace unos días mantuvimos en la Universidad de Almería un encuentro muy provechoso en el que participaron medio centenar de directores y orientadores de institutos de Secundaria. La reunión tenía como objetivo explicar en profundidad a nuestros colegas docentes en qué consistirá el cambio en el que está inmerso el sistema universitario o cómo será la nueva oferta de Máster tras la incorporación al EEES. A los allí presentes les pedí encarecidamente que fueran nuestros aliados, porque todos estamos en el mismo barco y entre todos debemos lograr que éste llegue a buen puerto.

Desde esta tribuna también quisiera lanzar un mensaje muy importante para los padres de esos futuros universitarios almerienses: que la lógica más profunda para desarrollar el Espacio Europeo de Educación Superior es establecer un sistema de igualdad de oportunidades entre todos los estudiantes del Viejo Continente, una libertad de movimientos que, como decía antes, está limitada porque nuestras titulaciones todavía no están homologadas en otros países europeos.