La atalaya

Eugenio Gonzálvez

La Almería olvidada

CIERTO es que la provincia de Almería ha avanzado mucho desde la llegada de la democracia: se han construído infraestructuras importantes, se han ampliado y mejorado los servicios públicos, se han modernizado las instituciones y se ha consolidado un tejido empresarial de primer nivel, especialmente en el sector agrícola y hostelero.

Sin embargo, aun admitiendo lo anterior, no es menos verdad que debemos reconocer que, tras treinta años de feliz convivencia en democracia, nuestra provincia ha sido olvidada en no pocos momentos, y desgraciadamente, de una forma notablemente injusta. En mi opinión se ha convertido en una máxima de los gobiernos socialistas ningunear a nuestra provincia cuando se enfrenta a los grandes retos del futuro, sobre todo desde que Manuel Chaves se convirtió en presidente de Andalucía. No es una cuestión partidista, sino un dato objetivo: Para los socialistas andaluces Almería sólo existe durante los procesos electorales. Ni antes, ni después. Se trata de una circunstancia provocada por algún extraño motivo que no alcanzo a resolver. No puedo entender que la Junta de Andalucía parezca empeñada en poner obstáculos al despegue de una provincia tan dinámica y emprendedora como Almería. Fíjense, en plena primavera de 2009 no cabe en cabeza humana que continuemos sin conexión con el AVE, por más que una andaluza, Magdalena Álvarez, lo haya prometido y los socialistas almerienses lo hayan celebrado con guirnaldas y propaganda; tampoco es de recibo que tengamos unos vuelos tan caros, probablemente con los precios menos equitativos de toda la Península; de vergüenza es el asunto del Soterramiento, donde los socialistas parecen empeñados en imponer su criterio a costa y coste de todos los ciudadanos; o del agua, que no llega nunca por más que sufrimos su carestía.

Aunque, como padre, quizás lo que más me duele es el penoso estado en que se encuentran algunos institutos, y lo indigno que me parece que algunos de nuestros hijos tengan que estudiar en barracones tercermundistas. Créanme que no me explico cómo es posible que mientras los niños de otras comunidades autónomas hablan de forma fluida hasta tres lenguas, aquí el bilinguïsmo brille por su ausencia. No se dejen engañar, Almería, para los socialistas es la última. La prueba más patente es el poco caso que le hacen a nuestros agricultores, peleados con Marruecos en una causa justa, que al Gobierno de Zapatero parece que ni le va ni le viene. Entiendo que mi deber como servidor público es recordar todos estos olvidos, comprometiéndome con ustedes a que, cuando gobierne Andalucía el Partido Popular, recuperaremos el tiempo perdido, haciendo realidad todas las promesas que los socialistas han incumplido.

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